La Audiencia Provincial tuvo que poner a un hombre en búsqueda y captura para poder celebrar en 2019 un juicio contra él por lesiones agravadas. El procesado fue localizado y llevado ante el tribunal de la Sección Primera, que lo condenó a tres años de cárcel y a pagar una indemnización de 6.830 euros por arrancarle de un mordisco parte de un dedo a otro preso de la cárcel de Castelló. Ahora, el Tribunal Supremo ha confirmado el fallo de la justicia castellonense, que ya fue ratificado por el Tribunal Superior de Justicia (TSJCV).
La agresión se produjo en la tarde del día de Reyes. Víctima y agresor, ambos vecinos de Sagunto, se encontraban internos en el centro penitenciario y se citaron en la sala de la televisión, donde no existen cámaras de seguridad.
Como consideraron probado los magistrados de la Sección Primera, el encontronazo no fue casual, ya que los dos implicados se habían retado previamente. Durante la pelea, el principal condenado en esta causa, que entonces tenía 31 años, mordió el tercer dedo de la mano izquierda de la víctima y le arrancó parte de la falange. El herido, de 33 años, golpeó a su oponente con las manos y le causó contusiones en la mandíbula y el costado derecho.
Ninguno de los implicados quiso responder en el juicio a las preguntas de las partes. El abogado defensor sostuvo que su cliente mordió al otro preso «en defensa propia» y mantuvo que la víctima de la amputación parcial cogió al otro interno por el cuello, hecho que hizo peligrar su vida.
La vista se celebró con nueve meses de retraso respecto a la primera fecha señalada. Y es que, pese a conocer que debía presentarse en la Ciudad de la Justicia de Castelló para sentarse en el banquillo --como reconoció entonces su propio letrado ante el tribunal-- el condenado eludió la citación, por lo que tuvo que emitirse una orden de detención contra él.
Otro mordisco de cárcel
Otro mordisco fue motivo de condena en el año 2010 en la capital de la Plana. La Audiencia impuso un año de prisión al hombre que durante una pelea en un bar de la calle Hermanos Vilafaña arrancó casi toda la oreja a otro de un bocado. Al parecer, el herido comenzó a propinar infinidad de puñetazos sobre el condenado, y cuando ambos estaban enganchados en el suelo este último levantó la cabeza se tiró sobre él y le mordió la oreja con brutalidad.
Como consecuencia de este hecho, la víctima tardó en curar 120 días, durante los cuales estuvo incapacitado para sus ocupaciones habituales, tuvo que estar hospitalizado un día y precisó de un tratamiento médico quirúrgico posterior con un trastorno adaptativo por el perjuicio estético sufrido.
