Caso Abierto - El Periódico Mediterráneo

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Condenan a un ‘okupa’ por acosar con denuncias falsas a un policía en Palma

El hombre reconoció que se había inventado los dos incidentes y aceptó una pena de multa

Un agente de la Policía Nacional, durante un servicio en Palma. | DM

Un agente de la Policía Nacional de Palma vivió una auténtica pesadilla durante meses después de que un individuo, al que había detenido tiempo atrás por un altercado durante un desahucio de una casa okupada, se dedicara a denunciarle en falso por agredirle y amenazarle con su arma reglamentaria. El policía fue sometido a una investigación interna, aunque pudo demostrar la falsedad de la acusación porque cuando supuestamente se habían producido las amenazas estaba trabajando en otro punto de la ciudad. Durante el juicio al que fue sometido el denunciante admitió que se lo había inventado todo y finalmente ha sido condenado a una pena de multa.

El incidente que originó este acoso ocurrió el 28 de septiembre de 2017, cuando el propietario de una vivienda ubicada en la barriada palmesana de sa Vileta consiguió desahuciar judicialmente a unos okupas que se habían instalado allí. Una vez expulsados, el dueño accedió a que pudieran sacar sus efectos personales. En ese momento los okupas reaccionaron de forma agresiva e increparon al hombre, por lo que pidió ayuda a la Policía.

Una patrulla de la Policía Nacional acudió al lugar y trató de pacificar la situación, pero uno de los okupas trató de entrar de nuevo en la casa. Cuando uno de los agentes se lo impidió, el hombre le agredió y tuvo que ser reducido. El agente sufrió una herida en la muñeca durante el forcejeo y el okupa, identificado como Miguel A.C., acabó imputado por los delitos de resistencia y lesiones.

Denuncia una agresión

Siete meses después, el 16 de abril de 2018, el mismo okupa acudió al juzgado de guardia y presentó una denuncia contra el policía nacional. Manifestó que el día del desahucio el agente le había propinado un puñetazo en la cara. Esta denuncia dio pie a un procedimiento judicial y el policía tuvo que prestar declaración como imputado. Sin embargo, cuando se comprobó que los supuestos hechos habían ocurrido el día de la actuación policial, ante numerosos testigos, y que el denunciante había silenciado que había abierto un procedimiento judicial en su contra por el delito de resistencia, la causa fue sobreseída.

Pero ahí no acabó la cosa. Unos meses después, Miguel A.C. presentó otra denuncia contra el mismo policía en el juzgado de guardia. Explicó que el día anterior el agente le había parado en la rotonda de Mercapalma. Le había hecho bajar del coche, le había amenazado con su arma reglamentaria y le dijo que si no retiraba la denuncia anterior le pegaría un tiro.

La sentencia considera probado que esta persecución ha provocado ansiedad y angustia al policía

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El agente tuvo que volver a declarar por esta nueva acusación. Por fortuna para él, estaba trabajando el día y a la hora en la que se habrían producido las presuntas amenazas. Se pudo demostrar que estaba acompañado por otros agentes y que intervino en diversos servicios en otros lugares de Palma. De nuevo causa quedó sobreseída.

A raíz de estas actuaciones Miguel A.C. fue acusado por un delito continuado de denuncia falsa. El juicio no llegó a celebrarse por que el procesado admitió su culpabilidad y su defensa llegó a un acuerdo de conformidad con el fiscal. Fue condenado a pagar una multa diaria de tres euros durante dieciocho meses.

El agente perjudicado renunció a la indemnización de 3.000 euros que solicitaba el fiscal para él, aunque la sentencia considera probado que la persecución de la que fue objeto por parte del individuo le había causado angustia, ansiedad y desasosiego, e incluso le llevó a solicitar un cambio de destino en el cuerpo.

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