Lo tópico sería decir que el día de Nochebuena ocurrieron dos milagros en un municipio de la Comunitat Valenciana, Xàbia. Pero no fueron milagros, sino profesionalidad y entrega. Ese día estaban de guardia en el centro de salud la doctora Sara Giménez, la médica residente Sara Gómez y las enfermeras Nerea y Sandra. Salvaron la vida a un bebé de mes y medio y a una niña de 3 años. A las 12 de la mañana, llegó una policía local con el bebé en brazos. El pequeño sufría convulsiones febriles y estaba rígido. Ya por la noche, sobre las 22.30 horas, unos padres llevaron a Urgencias a su hija de 3 años; también tenía convulsiones y se había atragantado con su propio vómito.

«Sí, fue un día movido», rememoró ayer Sara Giménez. «Pero en Urgencias hay muchos días así. Lo del bebé ha tenido más trascendencia ya que en ese momento había mucha gente que estaba citada para hacerse el test de antígenos», explicó la doctora.

Todos esos vecinos se quedaron conmocionados cuando vieron entrar a la policía local con el bebé en brazos. La madre iba detrás de ellos. Lloraba y estaba muy nerviosa.

«Son momentos de mucha tensión. Pero aquí estábamos muy preparados. El equipo de enfermería es maravilloso. La policía actuó superbien. Lo importante era intervenir cuanto antes», indicó la doctora.

Tanto ella como la médica residente Sara Gómez subrayaron que las enfermeras se quitaron a toda prisa los EPI (equipos de protección individual) y corrieron a ayudarlas a reanimar al bebé.

Poco antes un trabajador de una verdulería había irrumpido en el retén de la policía local. Pedía ayuda. Un pequeño de mes y medio estaba rígido y no respiraba. Los agentes actuaron de inmediato. Consideraron que no había tiempo que perder. No esperaron a la ambulancia, sino que ellos mismos llevaron en el coche patrulla al bebé al centro de salud. Les acompañaba la madre. Una agente cogió a la criatura en brazos y se la acurrucó contra su pecho. Al mismo tiempo los policías trataban de tranquilizar a la madre.

Los agentes y los vecinos que esperaban a hacerse el test de antígenos respiraron con alivio (incluso hubo lágrimas y aplausos) cuando alguien, desde dentro de Urgencias, gritó que el bebé estaba vivo y lloraba. Un equipo médico del SAMU lo trasladó al hospital de Dénia.

Otra urgencia nocturna

Las mismas médicas y enfermeras se enfrentaron por la noche a otra urgencia con una menor, una niña de 3 años que también sufría convulsiones y que se había atragantado con su propio vómito. «Fue duro. Tardamos media hora en reanimarla», precisó Sara Giménez. Esta doctora y la médica residente coincidieron en lo emocionante que luego fue que la niña, cuando su padre la pudo coger en brazos, se girara hacia las facultativas y les dijera en inglés (la familia es británica) «Feliz Navidad». El SAMU también la trasladó al hospital y la pequeña evoluciona bien.

Las dos doctoras admiten que los sanitarios están agotados tras casi dos años de luchar contra la pandemia. Pero advierten de que su prioridad absoluta es salvar vidas y que se dejan la piel. «Y tenemos la suerte de contar con profesionales excelentes. Sabes que lo van a dar todo», subrayó Sara Giménez.

Lo dicho. Lo de Nochebuena en el centro de salud de Xàbia no fue un milagro, sino entregarse en cuerpo y alma a la medicina.