Una niña de tan solo 11 años se encontraba hace escasos días en el portal de su domicilio de Benicarló, junto a su perro, cuando un hombre la abordó, empujándola contra e intimidándola la pared para robarle el teléfono móvil. Tras quitarle el terminal y marcharse el ladrón, la pequeña tocó al telefonillo, muy asustada, para alertar a su madre de lo ocurrido. La progenitora se desplazó al cuartel de la Guardia Civil para presentar la correspondiente denuncia por el robo con violencia e intimidación, un documento al que ha tenido acceso este periódico.

Al parecer, no se trata de un caso aislado. Y es que, según explicó ayer una vecina a este diario, lo que le ocurrió a su hija «está pasando a más niños del municipio y ha generado una sensación de inseguridad en las calles, además de miedo entre los menores».

Tanto es así que en el municipio se ha creado un grupo de WhatsApp en el que se comparten hechos similares. «Sospechamos que son los mismos, que están protagonizando una escalada de robos en Benicarló. Además de poner los hechos en conocimiento de la Guardia Civil, también hemos llamado a la Policía Local», manifestó la progenitora.

Otra denuncia

Otro padre denunció también recientemente el intento de robo que sufrió su hijo en Benicarló. Según consta en la denuncia, a la que ha tenido acceso Mediterráneo, los hechos se produjeron entre las 20.15 y las 20.30 horas del día 15 de febrero, cuando iba caminando por la avenida Cataluña de la localidad hacia el antiguo parque de bomberos. 

Mientras el menor mantenía una conversación telefónica, un desconocido se le aproximó por la espalda y, tras sobrepasarlo, se giró bruscamente hacia el niño e intentó arrebatarle el celular. En ese momento, se inició un forcejeo en el transcurso del cual la víctima empezó a gritar, lo que provocó que el presunto autor huyera a la carrera en dirección al pueblo sin lograr su propósito por miedo a ser detenido in situ.

Según la descripción ofrecida por el menor, el sospechoso era un varón de 25 a 30 años, vestía vaqueros y sudadera gris con capucha y chaleco negro, medía 1,75 metros, era delgado y parecía de origen extranjero. Tras lo sucedido, el menor fue al domicilio paterno, le contó lo vivido a su progenitor y este salió a buscar al presunto ladrón, localizando a dos personas en la calle Mestre Serrano, frente a un bar. A una de ellas, que portaba una mochila con asas, se le cayó un móvil, según señaló el testigo. Además, la descripción física coincidía con la realizada por el menor de edad.

«No paran de pasar cosas como esta y los vecinos estamos tan hartos, como preocupados por nuestros hijos», insistieron.