Juan es un encanto. Un tipo educado, agradable y servicial que no duda en ayudar a los mayores de su barrio de Ciudad Jardín (Málaga) con las bolsas de la compra. A sus 67 años, lleva una vida normal. Está reformando la cocina de su casa y no tiene coche, se mueve en una moto de 125 centímetros cúbicos. Le gusta bromear incluso detenido, como cuando le dice a alguno de los policías que tantas veces le ha leído los derechos que algún día tendrán que tomarse una cervecita juntos.
Es gracioso hasta andando con sus pasos cortos y balanceantes. La misma forma de moverse que el atracador encapuchado que en marzo del año pasado entró con una pistola en una sucursal de Unicaja de Ciudad Jardín y se llevó un botín de 130.000 euros junto a un acompañante. Cuando los agentes revisaron las cámaras de seguridad del banco pensaron en Juan inmediatamente, pero necesitaban pruebas más sólidas que unos andares.
Lo consiguieron. El análisis de más de 200 horas de grabaciones de las cámaras que encontraron en el entorno de la entidad permitió seguir los movimientos de los atracadores en la calle y de dos mujeres que presuntamente les dieron cobertura con funciones de apoyo y vigilancia. Incluso fueron captados el día anterior en los alrededores de la sucursal en lo que parecía un último ensayo. Las mujeres resultaron ser la pareja de Juan y su hermana, de 50 y 57 años.
Poca broma cuando se pone a trabajar. En el último atraco que los investigadores le atribuyen, él y un compañero consiguieron entrar en la sucursal a las 8.30 horas de la mañana de aquel miércoles aprovechando que salía una empleada de la limpieza. El de los pasos cortos se dirigió a los empleados y les apuntó directamente con una pistola mientras el otro cogía los 130.000 euros. En los registros sólo han encontrado 1.000 euros, además de un revólver de aire comprimido, varias armas blancas entre las que había un machete de grandes dimensiones y prendas de vestir que incriminarían a los sospechosos con el atraco.
Lo consiguieron. El análisis de más de 200 horas de grabaciones de las cámaras que encontraron en el entorno de la entidad permitió seguir los movimientos de los atracadores en la calle y de dos mujeres que presuntamente les dieron cobertura con funciones de apoyo y vigilancia. Incluso fueron captados el día anterior en los alrededores de la sucursal en lo que parecía un último ensayo. Las mujeres resultaron ser la pareja de Juan y su hermana, de 50 y 57 años.
Poca broma cuando se pone a trabajar. En el último atraco que los investigadores le atribuyen, él y un compañero consiguieron entrar en la sucursal a las 8.30 horas de la mañana de aquel miércoles aprovechando que salía una empleada de la limpieza. El de los pasos cortos se dirigió a los empleados y les apuntó directamente con una pistola mientras el otro cogía los 130.000 euros. En los registros sólo han encontrado 1.000 euros, además de un revólver de aire comprimido, varias armas blancas entre las que había un machete de grandes dimensiones y prendas de vestir que incriminarían a los sospechosos con el atraco.
