El dueño de la finca donde murió Julen, el niño de 2 años que cayó a un pozo en Totalán (Málaga), que fue condenado por imprudencia grave, ha quedado libre tras no delinquir durante dos años.

David Serrano fue condenado en enero de 2020 por el Juzgado de lo Penal número 9 de Málaga a un año de prisión y a indemnizar a los progenitores con 180.000 euros tras un acuerdo de conformidad y el magistrado acordó la suspensión de la pena de prisión con el requisito de no delinquir en dos años e ir pagando lo establecido.

Pasado los dos años, el titular del Juzgado de lo Penal número 9 de Málaga ha acordado la remisión de la pena de un año de cárcel así como cancelar la inscripción hecha en la sección especial del Registro Central de Penados y Rebeldes, según el auto, al que ha tenido acceso EFE.

El juez explica en la resolución judicial que adopta dicha medida ya que ha transcurrido el plazo de suspensión fijado sin delinquir y señala que en cuanto al pago de responsabilidad civil ha ido pagando.

Aunque destaca que "aún siendo hecho indiscutible que el condenado no ha hecho frente a su abono total", solamente ha satisfecho durante la ejecutoria "una ínfima parte" ya que se acordó que solo abonaría 50 euros mensuales hasta que mejorase su situación económica.

El magistrado indica que pese a la escasa cuantía se ha hecho de forma tardía en varias ocasiones y que ha sido necesario por parte del Juzgado que se realizaran varios recordatorios de que tenía que reintegrar el dinero acordado.

Debido a dichos retrasos, el juez llegó a aperturar el trámite de revocación del beneficio hasta en dos ocasiones aunque al final no se revocó.

El juez destaca que la responsabilidad civil no prescribe y que queda pendiente por lo que el Juzgado efectuará periódicamente averiguaciones patrimoniales y recabará auxilio de la Policía Judicial a fin de conocer su capacidad económica "por si fuera procedente la apertura de la vía de apremio o la adopción de otras medidas dirigidas al resarcimiento de las partes perjudicadas".

El abogado del dueño de la finca, Antonio Flores, ha dicho a EFE que siempre mantuvo que la condena fue injusta ya que fue un trágico accidente y que su cliente no fue la persona que hizo el pozo, "lo hizo un profesional".

Respecto al estado anímico de su patrocinado ha indicado que sigue intentado reponerse "fue muy duro y la condena será de por vida" y ha dicho que espera que la remisión de la pena le ayude a recomponer su vida aunque no lo supere totalmente nunca.