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Asesinato

"Queremos que se haga justicia y que esté encerrado; con su historial es un peligro", asegura el hermano de Lorena Dacuña

El juicio por el crimen de la asturiana se inicia este lunes con la versión del acusado | José Manuel Sánchez Merino, asesino confeso, afronta entre 20 y 25 años de cárcel ante un jurado popular

Francisco Dacuña, hermano de Lorena Dacuña.

José Manuel Sánchez Merino, el único acusado por el crimen machista de la gijonesa Lorena Dacuña, se sienta este lunes en el banquillo de los acusados para responder por un delito de asesinato con las agravantes de parentesco y desprecio de género por el que afronta entre 20 y 25 años de cárcel. En frente están cuatro acusaciones –Fiscalía, Abogacía del Estado, la familia de la víctima y la asociación Abogadas para la Igualdad– y un jurado popular que deberá emitir un veredicto al final del juicio, que se desarrollará durante cinco días en la sección octava de la Audiencia Provincial, con sede en Gijón.

Esta mañana, a las puertas del juzgado, el hermano de la víctima ha asegurado que la familia luchará para que Sánchez Merino pague con la máxima pena posible. "Queremos que se haga justicia y que esté encerrado; con su historial es un peligro", asegura Francisco Dacuña. "Estamos nerviosos, pero con ganas y esperanzados. Han pasado dos años pero al salir todo esto a flote otra vez estoy un poco triste", explica.

El asesino confeso de Lorena Dacuña. ÁNGEL GONZÁLEZ

El acusado, tanto ante la Policía como a través de al menos dos cartas manuscritas, desveladas ambas por La Nueva España, reconoció ser el autor del crimen, tratando incluso de llegar a un acuerdo que hasta las partes implicadas llegaron a valorar –una pena de 20 años– pero que la familia de Dacuña optó finalmente por rechazar. “En las cartas se ve que su arrepentimiento no es sincero y pelearemos por que le condenen a 25 años de cárcel, lo máximo posible, porque se ensañó con ella”, reflexionaba en este diario el pasado domingo el hermano de la asesinada.

Según el organigrama del juicio, para este lunes también están citados nueve agentes de la Policía Nacional. Antes, las partes implicadas se presentarán al jurado popular –compuesto por nueve miembros y dos suplentes, estos últimos sin derecho a voto– y expondrán su versión de los hechos. Para el martes están llamados dieciséis testigos, incluidos el hermano y la cuñada de Lorena Dacuña, varias de sus amigas y el acompañante portugués que se fue con la víctima a su casa y huyó del piso de la calle Callao, en La Calzada, al ver aparecer a José Manuel Sánchez Merino dando gritos. El miércoles serán las pruebas periciales, tanto de agentes de la Policía Nacional como forenses vinculados al caso. El jueves, turno para las conclusiones y el derecho a la última palabra del procesado. El viernes será cuando la magistrada dé instrucciones al jurado popular, que se retirará a una sala para deliberar y emitir su veredicto.

El camarero gijonés, ahora de 51 años, mantuvo una relación sentimental con Lorena Dacuña durante alrededor de ocho años en la que “mantuvo una actitud celosa y controladora” con respecto a Dacuña, según describen las acusaciones. La pareja optó por separarse en noviembre de 2019, pero siguieron manteniendo el contacto. Estando en el trabajo le comentaron que su expareja había iniciado una nueva relación, por lo que tras salir de trabajar en la madrugada del 2 de febrero de 2020 pasó por su casa, ubicada en la calle San Luis, donde el parque de Zarracina, para coger dinero y un cuchillo que introdujo en su mochila. Desde ese lugar se fue a la zona de Fomento, donde estuvo bebiendo y consumiendo cocaína (según su versión) hasta que sobre las cinco de la mañana puso rumbo a un karaoke de La Calzada que Dacuña solía frecuentar. Al llegar la vio hablando con otro hombre (un ciudadano portugués que se encontraba en la ciudad por temas laborales y al que acababa de conocer), por lo que decidió seguirles hasta la vivienda de la fallecida, en la calle Callao.

Sánchez Merino aprovechó que la puerta del portal se había quedado abierta y entró tras ellos, subiendo rápidamente por las escaleras (la víctima y su acompañante lo hicieron en ascensor) y se escondió en el rellano de la segunda planta. Cuando Lorena Dacuña entró en su domicilio, el procesado se abalanzó sobre ellos mientras le gritaba repetidamente que era una “puta”. Sacó el cuchillo que llevaba en su mochila, pero se rompió el mango, por lo que se fue directo hasta la cocina, tal y como desveló este periódico al tener acceso a toda la investigación policial. Ese tiempo fue el que aprovechó el acompañante portugués para huir de la escena –declaró que no había visto el arma y que se fue del lugar al pensar que era su pareja– mientras Sánchez Merino regresaba con un cuchillo de grandes dimensiones y comenzó a acuchillar a Lorena Dacuña hasta en trece ocasiones, lo que provocó la muerte de la gijonesa.

Sánchez Merino, el día de su ingreso en prisión. JULIÁN RUS

La confesión del crimen ante la Policía Nacional

En dependencias policiales, José Manuel García se mostró colaborador y accedió a declarar ante los agentes. Su versión de los hechos figura transcrita en siete páginas del informe policial al que tuvo acceso La Nueva España. La confesión llega en la primera pregunta.

-¿Es usted el autor de la muerte de Lorena Dacuña Fernández clavándole varias veces un cuchillo en su cuerpo?

-Sí.

Tras una primera parte en la que describió su relación con Lorena Dacuña -que "eran expareja desde el mes de noviembre del 2019, habiendo mantenido una relación de ocho años con convivencia desde los pocos meses de iniciar la relación"- y que "la convivencia fue muy buena sin ningún tipo de problema importante". En lo referente a la ruptura, que fijó en noviembre del año pasado, explicando que "la relación se había ido enfriando desde que ella salía más con compañeros de trabajo y otros amigos".

-¿Cómo fue su reacción tras finalizar la relación?

-No lo llevé bien, tuve que abandonar el piso, pero Lorena me ayudó con la mudanza a casa de un compañero.

Un crimen que generó gran movilización

El crimen de Lorena Dacuña, último caso mortal de violencia de género en la ciudad, generó un gran rechazo entre los vecinos, con una multitudinaria concentración en la plaza Mayor a la que asistieron autoridades regionales, con el presidente Adrián Barbón a la cabeza, y locales. También estuvieron presentes asociaciones feministas y familiares y amigos de la víctima. En ese momento todavía no se había detenido a Sánchez Merino.

La carta a La Nueva España

"Quiero mostraros mi más profundo y sincero arrepentimiento y perdón por la acción que cometí, aunque estas palabras plasmadas sobre el papel no nos la vayan a devolver". Así iniciaba José Manuel Sánchez Merino, el asesino confeso de la limpiadora gijonesa Lorena Dacuña, de 41 años, una carta a la La Nueva España en la que pedía perdón a la familia de su víctima en agosto de 2020. "El perdón equivale a enterrar el corrosivo equipaje de las heridas del pasado, aquí y ahora quiero que comprendáis que si lo hice fue porque en ese momento, la cocaína y el alcohol me arrebataron mi sano juicio", argumentaba Sánchez Merino. No obstante, hace apenas un mes envió una nueva misiva en la que el tono ya no era tan amable, sino que criticaba a su expareja y a su familia.

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