Caso Abierto - El Periódico Mediterráneo

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En la calle Lucena y la avenida Vila-real

Denuncian numerosos intentos de okupación en un edificio de Castelló

Los asaltantes provocan destrozos aunque no les dé tiempo a quedarse en las viviendas

El propietario se encontró la puerta de entrada totalmente destrozada. Mira

Encontrarse con la puerta de entrada del piso y el portero automático totalmente destrozados ha acabado siendo el mal menor para un vecino de Benicàssim que se enteró de que alguien había intentado okupar un apartamento de su propiedad en el edificio Bulevar de Castelló, en una céntrica zona de la capital de la Plana. Y es el mal menor porque, esta vez, no pudieron concretar su propósito.

El afectado está convencido de que ha sido un intento de okupación porque en ese mismo inmueble y en otros de las calles Lucena y avenida Vila-real, en el entorno de El Corte Inglés, se están normalizando este tipo de incidentes, para desesperación de los propietarios.

En su caso, destaca que «la gran suerte es que no les ha dado tiempo de alojarse» pero, según lamenta, han querido cobrarse la frustración llevándose los electrodomésticos que había en el piso.

Dice sentir «rabia e impotencia» y no le consuela saber que no ha sido el único. Más bien le preocupa. Según ha relatado a Mediterráneo, «han asaltado más pisos y destrozado cerraduras». Así se lo corroboraron el cerrajero con el que se encontró en el portal del bloque y un vecino afectado.

Intentos constantes

El problema, a su modo de ver, es que la ley no protege a los dueños legítimos y que, en su caso, es titular de una propiedad en un edificio donde «los bancos tienen bastantes viviendas a la venta», aunque quienes tratan de tomar un piso a las bravas no distinguen unos y otros.

Hace apenas dos meses, vecinos del Paseo Morella de Castelló ya optaron por denunciar a través de esta periódico su situación como consecuencia de la desesperación ante la «inacción policial» con el problema de los okupas en el número 20 de ese vial, muy cercano a la zona en la que se han denunciado los últimos asaltos.

En su caso, lamentaban los daños que las okupaciones estaban provocando en portales y los enganches de luz, así como las amenazas y el comportamiento agresivo, que se juntaban con las molestias de quienes defienden su derecho a una vivienda pero obviando la necesaria convivencia.

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