El edificio del número 35 de la calle General Pardiñas, en Madrid, ha quedado “muy dañado” tras la explosión sucedida el viernes que causó la muerte de dos trabajadores, con “zonas inestables” que todavía podrían derrumbarse, según la evaluación del cuerpo de Bomberos de Madrid y los servicios técnicos municipales, tras ingresar en la zona este sábado.

Tras una noche de vigilancia por parte del cuerpo de bomberos, cuyo trabajo terminó a las dos de la mañana, después apuntalar el inmueble damnificado y consolidar los huecos de la fachada, los efectivos han pasado la mañana revisando las viviendas contiguas -el número 33 de la calle Ayala y el 78 de General Pardiñas, en colaboración con operativos de la Policía Judicial y el servicio de Protección de la Edificación, que se ha quedado a cargo de las obras.

En su conjunto, el edificio donde se originó la deflagración se mantiene estable, ha informado el supervisor de guardia de Bomberos de Madrid, Antonio Marchese, que también ha señalado que la empresa constructora volver a solidificar el edificio para convertirlo en un espacio seguro.

Será después de esa actuación cuando se determine el futuro del inmueble, ha detallado.

Los daños en las fincas contiguas han sido menores, con ventanas rotas y “mucha proyección de escombros” pero también estables, más allá de algunos muros que han sufrido grietas. En este caso, “el problema no es la vivienda, sino los daños en las medianeras”, ha dicho Marchese, por lo que todavía no puede descartarse un derrumbe parcial.

Serán los técnicos de Protección de la Edificación quienes tomarán la decisión, “a lo largo de la semana”, de cuándo puedan volver los vecinos, ha concretado, aunque ha avanzado que, por el momento, ningún habitante de los tres edificios volverá a casa en los próximos días para evitar cualquier tipo de percance adicional.

Tras el estallido, un total de 96 personas han sido desalojadas de sus viviendas como medida de precaución, aunque solo seis han precisado alternativa habitacional, ha aseverado el jefe de unidad de Samur-Social, Juan Carlos Arellano.

También ha contado que su equipo atendió “todo tipo de necesidades” de los vecinos, como la disposición de medicación, la entrega de las mascotas que se quedaron en las casas a sus dueños o la atención específica a personas mayores.

Los residentes de las dos fincas que flanquean el inmueble que sufrió la explosión han podido recoger algunos objetos personales esta mañana, siempre acompañados de operativos del cuerpo de Bomberos para garantizar su seguridad.

Entre los que han podido recuperar algunas pertenencias se encontraba el senador del PP Rafael Hernando, que ha acompañado a su hermana, residente en uno de los dos inmuebles desalojados por precaución, para ayudarle en la recogida de enseres personales.

“Dentro de lo que cabe, la vivienda no está demasiado afectada. Está afectada la zona del salón, con los cristales destrozados, las puertas, pero si lo comparamos con la terrible desgracia de los vecinos del 35, dentro de lo que cabe hemos tenido cierta fortuna”, ha contado Hernando a la prensa.

A Julián, la explosión le pilló comiendo en el comedor de su casa. “Fue un estruendo que no te lo puedes imaginar en la vida, como si fuera un estallido grande, y de repente todo lleno de polvo, en menos de un segundo, y ver por la ventana cómo caían los escombros”, ha relatado a EFE.

El residente, que abandonó su casa “con lo puesto”, ha detallado que, tras entrar a por algunos objetos de valor acompañado de un bombero, se ha encontrado su estudio “reventado” por los “proyectiles” de la explosión. “Todos los proyectiles han venido contra la fachada nuestra, la que da al patio interior. El tercero y el cuarto somos los que más hemos sufrido", ha narrado.