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Asesinato

Giro en la apelación del caso Ardines: el plan era “dar una paliza a este señor”, asume uno de los culpables

Muguruza, condenado por su labor de intermediario entre el inductor y los sicarios, rectifica su declaración del juicio

El inicio de la vista de apelación del caso Ardines en el Tribunal Superio de Justicia de Asturias, que siguieron los condenados por videoconferencia. Valentina Ciuca

Bomba en la vista de apelación por la sentencia del crimen del concejal llanisco Javier Ardines, por el que están condenados el presunto inductor del asesinato, Pedro Luis Nieva, a 22 años, al igual que los autores materiales, los argelinos Djillali Benatia Maamar Kelii, mientras que sobre el intermediario, Jesús Muguruza, pesa una condena de 20 años. Fue precisamente este cooperador necesario quien aprovechó su último turno de palabra para desdecirse de la declaración que hiciera en el juicio y ratificarse en la inicial, que había hecho el 10 de diciembre de 2018 y en la que desatascó la investigación. Una declaración posteriormente anulada por la sala civil y penal del Tribunal Superior de Justicia de Asturias porque la había prestado en calidad de testigo, sin estar asistido por un abogado.

“El verdadero caso Ardines está resuelto en mi primera declaración. Solo se quería dar una paliza a este señor, no sabía que iba a morir. Yo no sabía quién era”, declaró este martes, pasadas las dos de la tarde, Muguruza, a través de una videoconferencia desde el centro penitenciario en el que cumple condena por participar en la planificación del crimen del concejal llanisco, perpetrado en la mañana del 16 de agosto de 2018. Tras afirmar que en el juicio del pasado año había hecho caso a su abogado, regresó este martes al que fue su testimonio original para tratar de dejar claro que él no colaboró en la planificación de un asesinato, sino en el de un escarmiento. “Son dos buscavidas”, declaró sobre los dos autores materiales del ataque, Benatia y Kelii . 

“No he mentido, dije la verdad desde el primer momento”, abundó Muguruza, cuyas palabras causaron evidente sorpresa incluso a su propio abogado, Luis Mendiguren, presente en la sala de vistas del TSJA. “Está todo en mi declaración. ¿Por qué hay tanto miedo a hablar de ella? No he hecho nada”, proclamó Muguruza en su alegato final, en el que dio al traste con la explicación de que el viaje a Belmonte de Pría, con Pedro Luis Nieva y Benatia, dos semanas antes del crimen, había sido para revisar el estado del tejado de la casa del ahora condenado como inductor, que en la vista de este martes volvió a declararse inocente. Kelii no quiso hacer uso de su turno final de palabra y Benatia no tuvo siquiera esa oportunidad por las deficiencias técnicas en la comunicación por videoconferencias con el centro penitenciario de Pamplona donde cumple condena. La vista de apelación hasta tuvo que ser interrumpida unos instantes por el ruido ensordecedor de las conexiones de vídeo, seguido de una breve sintonía con cierto toque folk acompañada del logo de los arcos prerrománicos del Principado. Casi surrealista.

La confesión de Muguruza alteró el final de una vista de casi cuatro horas y que hasta ese momento se había ceñido al guion previsto. Las defensas pidieron la absolución de sus clientes o la celebración de un nuevo juicio, con otro jurado y un magistrado diferente, al entender que se habían vulnerado los derechos fundamentales de los cuatro condenados. Una argumentación que trataron de desmontar la fiscal y el abogado de la familia Ardines.

El abogado Javier Beramendi señaló que sin la declaración autoinculpatoria de Muguruza de diciembre de 2018, anulada luego pero ratificada este martes por el propio Muguruza en su turno final de palabra, “no hubiera sido posible avanzar en la investigación”, argumento al que también recurrió Mendiguren. Pero este extremo fue rechazado por la fiscal Belén Rico y por el abogado de la familia Ardines, Antonio Pineda, quienes señalaron como indicios clave para la investigación las 136 llamadas entre los teléfonos de Jesús Muguruza y de Djillali Benatia en los días 1 agosto, dos semanas antes del crimen, y el 16 de agosto, el día de la muerte del edil llanisco. “Esas llamadas son las que permiten llegar al señor Benatia, no las declaraciones de Muguruza”, mantuvo la fiscal. Beramendi basó su apelación hasta en siete motivos más, entre los que puso el foco en el interrogatorio a Benatia por la juez de Llanes, dudando sobre la espontaneidad de las respuestas en la instrucción. Una declaración que “no se pudo someter a la contradicción de las defensas”. Beramendi incorporó entre los ocho motivos de apelación una sentencia del Tribunal Europeo, de enero de este año, en la que se condenó a España por el uso abusivo de la incomunicación de un testigo. En su opinión, el auto de la juez de Llanes “no reflexiona ni analiza el alcance de la incomunicación” de Benatia. Aunque en el juicio se limitó a pedir la absolución de su cliente, Pedro Nieva, en la apelación de este martes abrió la alternativa a la comisión de un delito de lesiones en concurrencia con una imprudencia grave.

Las defensas piden la absolución o repetir el juicio, frente a la fiscal y la acusación, que solicitan mantener las penas de prisión

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Adrián Fernández, el letrado de Benatia, también invocó “la indefensión” y los “derechos conculcados” por con la incomunicación a a la que estuvo sometido antes de su declaración en Llanes. Y también basó su alegato en que gran parte del veredicto del jurado se fundamentó en la diligencia de exposición de hechos de la Guardia Civil, “un resumen policial de lo que ellos consideran que ocurrió, basado en sus conjeturas y olfato policial, pero no en pruebas”.

Fernando Barutell, abogado de Maamar Kelii, alegó que el jurado hizo un uso “poco riguroso” de la declaración de Benatia en la instrucción, pese a las cautelas que había introducido al respecto la sala civil y penal antes de la celebración del juicio. También esgrimió “la nulidad de la declaración policial de Muguruza” porque el jurado “pudo tener conocimiento de cuatro folios de la misma”. En su opinión, ese fallo en la garantía procesal, “en el peor de los casos, debería suponer la repetición del juicio y, en el mejor, la absolución, porque hay una repercusión enorme sobre los derechos fundamentales”. 

La fiscal Belén Rico sostuvo que la mayoría de cuestiones expuestas por las defensas en la apelación ya habían sido desestimadas y “resueltas” en diversos momentos de este proceso. Y destacó la contradicción que supuso por parte de Benatia hablar en su declaración de que los golpes a Ardines fueron en las costillas y las rodillas, cuando “la fractura del cráneo y el estrangulamiento intenso” causaron la muerte al concejal de Llanes, para concluir que “es lógico que intentase rebajar la gravedad de los hechos”. Por su parte, Antonio Pineda, abogado de la familia Ardines, apreció que “las defensas quieren dar a entender una nueva valoración de las pruebas, pero no se ha dado la conculcación de ningún derecho fundamental”. Ambas acusaciones, la pública y la particular, pidieron la desestimación de los recursos de apelación y mantener las sentencias condenatorias a los cuatro acusados.. 

Tras cuatro horas de sesión, con un receso de apenas diez minutos, el presidente de la sala civil y penal del TSJA, Jesús María Chamorro, declaró vista para sentencia la apelación. Si es desestimada, las defensas todavía podrían recurrir ante el Tribunal Supremo.

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