Un preso de la cárcel de Albocàsser consiguió darse a la fuga el pasado fin de semana durante un traslado sanitario al servicio de Urgencias del Hospital General de Castellón. El interno, de origen magrebí, viajaba el sábado por la noche en una ambulancia y dentro de la misma logró quitarse los grilletes y abrir la puerta desde el interior para salir del vehículo sobre las 23.45 horas e intentar escapar a pie cuando estaba a escasos metros del centro hospitalario.

La patrulla de la Guardia Civil que escolta por protocolo a las ambulancias en este tipo de casos se dio cuenta del intento de fuga del reo y los agentes comenzaron a perseguirlo por las inmediaciones del hospital hasta que le dieron alcance en la calle Betxí y lo redujeron. El hombre fue inmediatamente trasladado de nuevo al centro penitenciario.

Puesto este diario en contacto con la Asociación Unificada de la Guardia Civil de Castellón, desde el colectivo manifiestan que son cada vez más las salidas a Urgencias que se derivan por parte de los servicios médicos de la prisión. Insisten desde la asociación en la peligrosidad de este tipo de salidas al salir el interno en ambulancia y no así en los furgones de conducciones, más seguros.

El colectivo aduce que algunos reos exageran sus dolencias y aprovechan la vulnerabilidad de las ambulancias --sin presencia policial-- para intentar una fuga. Los agentes insisten en que si los presos fueran enviados a consulta en lugar de a Urgencias, estos traslados --en furgón o autobús-- serían más seguros por la cantidad de agentes que se desplazan junto a los internos en esos casos.

Las mismas fuentes señalan, además, que cada vez que baja una ambulancia al hospital, el centro penitenciario «paga alrededor de 500 euros a la empresa Sersan, que es la encargada de realizar este tipo de trayectos».

Otra fuga similar en 2020 duró 18 días

Cabe recordar que hace ahora dos años otro preso de Albocàsser, con una larga condena por tres intentos de homicidio en Alicante en 2013, logró huir de la Guardia Civil en un traslado al Hospital General y pasó 18 días en paradero desconocido, como informó entonces en exclusiva Mediterráneo.

Juan Antonio Jimenez Martinez estaba con otro preso en el furgón esperando que llegara otro interno y, según contó él mismo, pidió fuego un agente para fumar. Según los agentes, sin embargo, este comenzó a quejarse, a pedir asistencia, simulando tener alguna dolencia. Al abrir la puerta, dio una patada y salió corriendo, quitándose las esposas antes de que se le perdiera la pista. 

El delincuente continuó con una fuga veloz y se perdió por un descampado cercano. Varias personas fueron testigos de lo ocurrido a las puertas del centro y, a pesar de que los guardias civiles lo buscaron intensamente por los alrededores y dieron la alerta de lo ocurrido, no pudieron localizar al interno. Jimenez, 18 días después de consumar su fuga, se entregó voluntariamente en la prisión de Villena, acompañado por su abogado. Dijo haberlo hecho porque creía que su madre moría.