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Violencia machista

El asesino machista de Zaragoza se duerme en el juicio tras drogarse en la cárcel

El joven que cosió a cuchilladas a su expareja se enfrenta a 23 años de prisión | La propia Fiscalía propone la atenuante de trastorno mental por un trastorno psicótico

El acusado se quedó dormido durante el juicio. ANDREEA VORNICU

El consumo de drogas en la cárcel está especialmente perseguido por considerarse un problema de seguridad. Pese a ello, la drogadicción en el interior de los centros penitenciarios españoles es evidente, tal y como demuestra el medio centenar de presos que el pasado año murieron de sobredosis en España o que este lunes se haya tenido que suspender un juicio en Zaragoza contra un asesino machistaFue tal la dosis, de presumiblemente heroína, que Rubén Calvo Ropero, de 32 años, pudo consumir que se quedó dormido en el banquillo. Una forense consideró que era inviable su toma de declaración y el juicio con jurado tuvo que aplazarse para el martes.

Desde su llegada a la Audiencia Provincial de Zaragoza, el encausado se mostró somnoliento, llegando a ser ayudado por los agentes de la Policía Nacional para bajarle del vehículo y trasladarle a los calabozos. Una vez en la sala de vistas y sentando en el banquillo, tuvo problemas para estar erguido en la silla, demostrando que no estaba en condiciones, si bien lo dejó patente cuando iba a declarar por coser a puñaladas a su expareja Katia, el 23 de mayo de 2021 en el zaragozano barrio de Las Fuentes. La magistrada presidenta del tribunal de jurado, Esperanza de Pedro, le preguntó si quería dar su versión de unos hechos por los que se enfrenta a 23 años y medio de cárcel, pero cabizbajo guardó silencio. Estaba dormido. Su abogada defensora, Carmen Sánchez Herrero, que minutos antes había criticado que el sistema podía haber impedido el crimen porque "es un drogadicto desde los 14 años y un enfermo mental", se acercó a él para despertarle. "¿Sabes quién soy? Soy tu abogada...", le dijo, mientras él subió la cabeza y respondió con un sí desinteresado.

Una situación que sorprendió a los presentes y a la propia magistrada que pidió ayuda al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Aragón (Imlcfa) para que un especialista emitiera un informe sobre la viabilidad de que Rubén Calvo Ropero prestara declaración. La conclusión de la forense María Luisa Tomás fue clara: "no es consciente de nada". "La medicación que consume para sus problemas mentales no provocan esto, por lo que tiene que haber consumido algún tóxico", afirmó la especialista tras explorar al encausado.

Al acusado le costó sentarse en la silla. ANDREEA VORNICU

Rubén Calvo Ropero aseguró ante el juez de instrucción que estaba enajenado cuando cosió a puñaladas a la víctima y que "no se acuerda de nada". El estado mental del acusado y la drogadicción van a marcar las líneas de defensa de este juicio por violencia machista. Incluso el ministerio público considera que en el caso concurre la circunstancia atenuante de trastorno mental por un posible brote psicótico en el agresor. Pero asimismo solicita varias agravantes: género, quebrantamiento de condena y reincidencia.

La Fiscalía pide 23 años y el Gobierno de Aragón, como acción popular eleva la solicitud a 26. A dicha petición habría que añadir 213.990 euros en concepto de indemnización al hijo de la fallecida y a la madre de esta. La noche que la mató llamó por teléfono a Katia para pedirle que acudiera a su domicilio con la excusa de que «no se encontraba bien de salud». Ella accedió y acudió al número 31 de la calle Leopoldo Romeo, iniciándose una discusión en la que él esgrimió un cuchillo con el que la cosió a puñaladas. Fue tal la intensidad de la agresión que llegó a partir y a doblar las hojas de los cuchillos empleados.

Las acusaciones destacan que Katia nada pudo hacer para defenderse del ataque del acusado, pues se hallaba sola en la casa y en el interior de una pequeña habitación sin posibilidad de escape por sus reducidas dimensiones, cuando se vio sorprendida por el ataque mortal del acusado.

Los gritos alertaron a un vecindario que llamó al 091. El acusado, pese a los requerimientos policiales, se negó a abrir la puerta del piso y solo les dijo a través de la puerta: «Hija de puta, esto ha sido por tu culpa». Luego se tiró por la ventana desde un quinto piso, pero no se mató. En la actualidad está en la cárcel.

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