El acusado del asesinato de una mujer en el Norte de Tenerife en julio del 2020, José Miguel Quintero, conocido por el alias de El Pinguiconfesó a una amiga que su pareja, Carolina Fumero, lo tenía harto y que "se la quería quitar de encima". Es decir, que la iba a matar. Además, varios testigos confirmaron que la mujer tenía miedo a que el hoy procesado acabara con su vida, pues así se los había dicho ella misma.

ese temor fue supuestamente expresado por Carolina en una carta que escribió en casa de una expareja. Dicha misiva fue presentada en el juicio por la abogada de la hija de la víctimaErika Cabello, en la primera sesión de la vista que se sigue con Tribunal de Jurado en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife por el asesinato de Carolina en el barrio de La Corujera, en el municipio de Santa Úrsula, el 16 de julio del 2020.

En la mañana de este martes, 14 de junio, una amiga del autor confeso del crimen y de la víctima manifestó que Quintero le dijo que quería acabar con la vida de la víctima el 14 de julio; dos días antes del ataque mortal. Dicha testigo y la pareja se conocieron en un bar de Santa Úrsula en el que eran clientes. Y también acudieron varias veces juntos a la vivienda de José Miguel Quintero, en la que supuestamente este y la víctima bebían alcohol y consumían cocaína, mientras que ella solo bebía alcohol. Y también vio algunas veces a la víctima esnifar dicho estupefaciente en un bar.

La testigo comentó que, cuando José Miguel le dijo que estaba harto y que "quería quitarse de encima" a Carolina, ella pensó que iba a romper la relación e, incluso, que el hombre pensaba suicidarse. Pero nunca creyó que iba a matar a su amiga.

Durante los días siguientes al crimen, el 17, 18 y 19 de julio, El Pingui intentó ponerse en contacto con dicha amiga para contarle algo "que es muy fuerte". La intención del acusado era poder decirle que había asesinado a Carolina Fumero y solicitar ayuda para ocultar el cadáver. También el hoy acusado le contó que "me va a pasar algo", por lo que le iba a dejar su coche. Pero, a preguntas de la abogada del Instituto Canario de Igualdad (ICI), Jésica Hernández Peña, la testigo dijo que desconocía si el único implicado tenía planificado el crimen machista.

Otro de los testigos que declaró fue identificado como Fernando, amigo y expareja de Carolina. Después de que un Juzgado de La Orotava condenara por malos tratos a José Miguel Quintero y le impusiera una orden de alejamiento, la mujer vivió varios días en el domicilio de este hombre. También admitió que fue amigo de Quintero. El testigo señaló que entre Carolina y José Miguel había muchos problemas de pareja. Además, era consciente de que, en las semanas previas a su muerte, la víctima convivió con Quintero, a pesar de las órdenes de alejamiento.

"Carolina temía por su vida; ella pensaba que la iba a matar", afirmó uno de los amigos de la víctima

Este hombre comentó que la víctima tenía miedo de que el hoy acusado le fuera a hacer daño. Era conocedor de que la mujer escribía cartas en las que expresaba sus sentimientos y "pensamientos filosóficos", sobre todo en los momentos en que se encontraba mal desde el punto de vista anímico. "Sí, temía por su propia vida", después de las agresiones sufridas por Quintero en los meses anteriores al asesinato, reconoció dicho testigo, quien añadió que: "ella pensaba que la iba a matar".

Fernando entregó las cartas que poseía de Carolina a otro de los hombres que testificó en la segunda del juicio, quien fue un amigo de Carolina y es el padrino de la hija de esta. Esa amistad se prolongó durante muchos años. Él también sabía que José Miguel y Carolina no pasaban por un buen momento en su relación, pues así se lo dijo la víctima. Era este vecino quien la acompañaba a denunciar al Juzgado y los agentes de la Guardia Civil llamaban a su teléfono móvil cuando no localizaban de forma directa a la afectada por los malos tratos.

A otro amigo la víctima le pidió que, si le ocurría algo grave, buscara las cartas en las que escribía sus sentimientos

Admitió este testigo que le pidió a la afectada que no volviera a vivir con José Miguel, porque la situación "podía ir a más". Según su declaración, Carolina decidió regresar con Quintero porque supuestamente este la amenazó con hacerle daño a una hermana e, incluso, a su propia hija. Era consciente de que la víctima escribía cartas y en alguna ocasión ella le dijo que, si le pasaba algo grave, que buscara tales textos.

Dicho hombre, que tiene pareja y nunca se planteó ir a vivir con Carolina, afirmó que veía casi todos los días a la persona asesinada. Apuntó que José Miguel tenía "bastantes celos" por esa relación de amistad. Refirió que, para encontrarse con él, la víctima aprovechaba momentos en que Quintero iba a ducharse, por ejemplo, para escaparse e irse con él en el coche.

La hija de la víctima aseguró que su madre evitaba contarle las agresiones y los problemas de pareja que tenía con Quintero. De hecho, fue el padre de la joven quien le explicó que su madre había sufrido lesiones y que un Juzgado de La Orotava había condenado a José Miguel por tales hechos. La hija de Carolina cree que su madre no quería que la viera con moratones ni involucrarla en sus malas experiencias.

Esta testigo expuso que mantenía una buena relación con su madre y que, cuando ella se fue a vivir con su novio, su progenitora se "buscaba la vida" para hacerle compras de comida y ayudarla en lo que podía. También sabía que su madre escribía cartas, "como una especie de diario, pero en hojas sueltas". Esa costumbre la aprendió de una tía, que ya de mayor comenzó a plasmar sus sentimientos de esa manera.

Jonay Martín era amigo de El Pingui. No sabía de este desde noviembre u octubre del 2019, según dijo ante los miembros del Jurado. Pero en la madrugada del domingo posterior a los hechos, el 18 de julio del 2020, Quintero lo llamó para tomarse unas cervezas juntos en su casa. Jonay fue en su coche, junto a un camarero de un bar, que llevó las bebidas. Este último estuvo poco tiempo en el domicilio de la calle Las Turcas. Quintero mostró interés en hablar solo con Jonay, que sufre una discapacidad en un brazo.

Jonay se sentó en el garaje de la vivienda y observó las piernas de la víctima. Y después el hoy acusado destapó el cuerpo, con lo que confirmó que era el cadáver de Carolina. José Miguel le dijo: "me la cargué" y le especificó que, para ello, le hizo un "mataleón", una llave de estrangulamiento. A Jonay le costó salir de la casa de Quintero. Este le preguntó qué podía hacer. Y Jonay le respondió: "o te quitas la vida o te entregas". Y renunció a ayudarlo más.

Sin embargo, Jonay sí recogió una bolsa en la que supuestamente habían traído las cervezas y la tiró a un contenedor de basura. El testigo señaló que desconocía el contenido de la misma. Pero los investigadores de la Guardia Civil creen que en la bolsa había ropa de la víctima, así como sábanas y restos de la limpieza de la habitación donde ocurrió la muerte violenta.

Cuando se marchó de la casa, Jonay acudió a un bar de una gasolinera Repsol, donde se tomó "un cruasán y un whisky". A partir de ese momento, le contó a numerosas personas, entre ellas a una hermana y su madre, lo que había visto en la casa de José Miguel y el problema en el que estaba. Este testigo se halla investigado como presunto autor de un delito de encubrimiento de asesinato en un Juzgado de La Orotava. Jonay comentó en el juicio: "Hay que verse en esta situación; perdí mi trabajo y lo perdí todo", después de que se conociera el caso.

El lunes posterior al crimen, Quintero lo citó en el bar de una estación de servicio. Y fue ahí donde el hoy acusado le dijo que había metido el cuerpo en una fosa séptica en el garaje. Y que necesitaba su ayuda para introducirlo en bolsas y tirarla al mar. Cuando Jonay contó ese planteamiento al encargado de un bar de la zona, fue este quien llamó a un guardia civil franco de servicio destinado en el puesto de La Victoria para relatarle la historia que había escuchado.

Dicho agente avisó, a su vez, al sargento comandante de puesto de La Victoria sobre la comisión de un posible asesinato, por lo que se activó el protocolo judicial.