Los narcos utilizan cualquier envío comercial legal para introducir por vía marítima los grandes cargamentos de cocaína producidos en Suramérica, en los que colocan su mercancía de manera oportunista para que viajen sin levantar sospechas entre piñas, maderas, pieles, folios... Sólo tienen que colocar al principio del contenedor, junto a la puerta, grandes bolsas de viaje repletas de pastillas de cocaína de un kilo cada una, que los ‘rescatadores’ recuperan en el puerto de destino antes de que la mercancía legal sea despachada por Aduanas para continuar su viaje hasta la empresa importadora, ajena por completo a ese uso fraudulento de su carga. 

Es lo que se llama gancho perdido –‘rip off’ en su forma inglesa–, el sistema que se emplea en el 90 % de la droga incautada en los puertos europeos –con el de València en una de las posiciones destacadas en ese ranking– porque resulta más barato y menos arriesgado que la forma clásica, montar empresas ‘malas’ en origen y en destino y ocultar la cocaína en palés, o maquinaria o cajas de fruta o cualquier otra mercancía, de la que luego tienen que deshacerse para no llamar la atención, porque su negocio no es ese producto sino el otro, el ilegal.

La estimación es que los barriles, de 250 kilos de capacidad cada uno, sirvieron para traer al menos 800 kilos de cocaína

Y ha vuelto a suceder en València, pero en esta ocasión no se ha sabido porque Vigilancia Aduanera, la Guardia Civil o la Policía Nacional hayan detectado ese cargamento, sino porque la empresa ‘usurpada’ es la que se ha encontrado con la sorpresa en sus instalaciones: ocho bidones de 250 kilos de capacidad, totalmente vacíos y forrados con plomo en su interior para engañar a los escáneres de Aduanas, mezclados con los otros 72 que formaban los 80 bidones comprados a una empresa de Brasil y que debían contener todos ellos tripas.

Barriles con plomo y vacíos 

Los trabajadores se dieron cuenta de que los ocho barriles de plástico contaminados no eran como los otros, ya que su peso era bastante inferior, cuando vaciaban el camión que había cargado la mercancía en el Puerto de València. Al abrirlos, supusieron que habían servido para que algún cártel de la droga enviase a València un gran cargamento, que se estima próximo a la tonelada aunque es una incógnita, ya que no quedaba ni rastro de los ladrillos en su interior. 

Los empleados avisaron a sus jefes y estos, a la comisaría de Quart de Poblet, que envió de inmediato un coche radiopatrulla con dos agentes de la Policía Nacional al lugar para confirmar las sospechas de la industria cárnica.

La empresa se convirtió enseguida en un hervidero de agentes de Policía Judicial de paisano, tanto de la citada comisaría como de la Unidad de drogas y crimen organizado (Udyco) de la Jefatura Superior de Policía de València, que ya han asumido la investigación para tratar de dar con los responsables de la droga.

Los bidones fueron sometidos, además, a una profunda inspección por parte de los especialistas de Policía Científica, que no solo realizaron el reportaje fotográfico y audiovisual de los barriles, sino que además tomaron muestras de su interior en busca de restos del estupefaciente o de vestigios de quienes manipularon los contenedores para extraer la droga.

Investigación en varios frentes

De momento, no hay sospechosos, aunque a los agentes antidroga de la Udyco les ha llamado especialmente la atención que no se trate de un gancho perdido al uso, esto es, que la droga no llegase en mochilas tiradas nada más abrir la puerta del contenedor, lo que agiliza su recuperación por parte de las ‘collas’ de ‘rescatadores. 

Por contra, los barriles con estupefaciente estaban al final de la carga, justo en el punto contrario del que es habitual, lo que implica una maniobra de recuperación mucho más compleja y larga en el tiempo, ya que para acceder a esos bidones era necesario contar con algún tipo de maquinaria para desmontar los primeros palés y poder tener acceso a los del fondo.

De momento, se están investigando todas las posibilidades y se está analizando qué personas han intervenido en la manipulación de la mercancía, que procedía del puerto brasileño de Santos y llegó a València tras hacer escala en Barcelona. Así mismo, se están revisando cámaras de seguridad y realizando comprobaciones del traslado del contenedor entre el Puerto y la empresa. 

Según todos los indicadores, la carga no estaba manipulada en el puerto catalán, por lo que todo apunta a que ha sido, una vez más, el recinto portuario valenciano el elegido por los narcotraficantes para rescatar esa cocaína.