Una mujer maltratada de Castelló será investigada, por orden de la Audiencia Provincial, por si pudiese haber incurrido en un delito de falso testimonio al cambiar su versión de los hechos y haber intentado tapar a su maltratador durante la celebración del juicio oral. El tribunal también ha puesto sus ojos en dos de las testigos, familiares de los implicados, por el mismo motivo. 

La sentencia, que condena al varón por coacciones, maltrato y amenazas a dos años y ocho meses de prisión, fue adelantada ayer por Mediterráneo. El hombre le decía a su pareja que debía aguantar «como las demás gitanas» y acceder a todos sus deseos porque «el hombre está por encima de la mujer». Convencido de la falsa supremacía masculina, exigía a su pareja que se levantara de la cama cuando él lo hiciera y que tuvieran relaciones sexuales siempre que a él le apeteciera.

Aunque la mujer denunció los hechos y llegó a personarse como acusación particular durante el procedimiento, llegado el juicio oral ofreció, como señalan los magistrados, «una declaración contradictoria a la realizada durante la fase de instrucción».

En la vista, negó los hechos que la Audiencia ha considerado probados y llegó a decir que quería a su maltratador y que quería estar con él. La víctima, quien aunque se retiró de la acusación particular figura como testigo, acudió custodiada por dos agentes, ya que en ocasiones anteriores no se había presentado a este juicio (suspendido hasta tres veces) y fue puesta en búsqueda y captura para asegurar su comparecencia.

Aunque el investigado está en prisión y tienen en vigor una orden de alejamiento, la mujer confesó que mantienen la relación «por carta». Por esta conducta, entre otras, el tribunal considera que ella podría haber incurrido también en un delito de quebrantamiento de condena.

Preguntada el pasado mes de julio por el presunto maltrato, coacciones y amenazas de muerte por las que el fiscal pedía para el hombre hasta 12 años de cárcel, la mujer dijo haber «exagerado» en su día el relato de los hechos. 

El presidente del tribunal advirtió a la testigo de que, si faltaba a la verdad, podía incurrir en un delito de falso testimonio. «Antes no mentí, pero creo que lo agrandé todo por rabia y por celos. Él me había sido infiel y yo estaba rabiosa», dijo la denunciante, quien en su día llegó a aportar al juzgado una grabación en la que se oía al acusado decirle que «si no era para él, no sería para nadie» y que «enviaría a dos de sus sobrinos para matarla». En el juicio oral lo negó y dijo no recordar varios episodios, justificando comportamientos machistas por ser «parte de la cultura gitana».