La Policía Judicial de la Guardia Civil halló restos de semen del abuelo de acogida acusado de abusos en el colchón donde la víctima, que además sufre una discapacidad psíquica, dijo haber sido agredida. Así lo confirmaron ayer los agentes en la segunda jornada del juicio que se celebra contra el hombre en la Audiencia Provincial, donde declararon en calidad de peritos por unos hechos presuntamente acaecidos en Matet.

El instructor de las diligencias, responsable del equipo de Personas de la Benemérita, dijo ayer al tribunal que el acusado no los condujo a la propiedad donde se habrían cometido supuestamente los hechos, sino a otras dos casas. «Estoy convencido de que lo hizo para disuadir el lugar concreto», afirmó el mando policial, quien puntualizó que el acusado los llevó «donde quiso, pero no donde fueron los hechos». Finalmente, los agentes, gracias a la colaboración de algunos familiares, pudieron identificar la granja a la que se refería la menor. Fue allí donde hallaron los restos biológicos del adulto, un semen que, según la estrategia de defensa, estaba en ese lugar por ser una finca a la que el hombre acudía a masturbarse. 

Otro miembro del laboratorio de Científica de la Guardia Civil incidió en que en el lugar de los hechos no aparecieron, sin embargo, restos de la menor.

Los efectivos de la Benemérita explicaron también al tribunal que en el registro del teléfono móvil del procesado se hallaron 16 vídeos pornográficos de adultos, pero también uno de pornografía infantil, aunque el investigado negó este último extremo en su interrogatorio del pasado lunes.

Por otra parte, como última testigo declaró una de las hijas del acusado, quien dijo creer en la inocencia de su familiar y no así en la versión ofrecida por la niña. «Yo tengo tres hijos, dos de ellos son niñas, y si creyera a mi padre capaz de hacer eso, no los dejaría nunca a su cuidado», afirmó.

La mujer fue más allá y llamó a la denunciante «mentirosa» y «calculadora». Sostuvo que la menor tenía comportamientos «sexualizados» y que «ella tenía que ser siempre más que nadie».

Como ya publicara esta semana Mediterráneo, el hombre se enfrenta a una pena de 15 años de prisión por presuntos abusos cometidos contra la víctima cuando esta tenía nueve años.

Los magistrados dictarán en próximos días la sentencia.