Caso Abierto - El Periódico Mediterráneo

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Investigación en marcha

Una red europea de teleoperadores estafa a 17.000 españoles con criptomonedas

La denuncia de una vecina de Puigcerdà permite llegar hasta el mayor grupo internacional de ciberestafas desarticulado en Europa | La mafia, que habría amasado 2.400 millones de euros, captaba a sus víctimas a través de llamadas desde 'call centers'

Guillem Sánchez

Un equipo conjunto creado entre los Mossos d’Esquadra y la Guardia Civil ha desarticulado en coordinación con policías de otros siete países europeos la mayor organización criminal dedicada a la estafa con criptomonedas. Las cifras son mareantes: solo en España se calcula que podría haber hasta 17.000 afectados. Se publicitaba usando nombres de famosos o patrocinando clubs de fútbol, algunos de primera división. La investigación cree que esta estructura transnacional podría haber amasado en todo el mundo alrededor de 2.400 millones de euros engañando a ciudadanos de la Unión Europea. "Ganaban 400 euros cada minuto", según Manuel Martín, jefe de la policía judicial de la Guardia Civil en Cataluña.

Que el "cibercrimen no tiene fronteras", ha subrayado el intendente Joan Carles Granja, jefe de la Divisió d'Investigació Criminal (DIC) de los Mossos, es algo que ha vuelto a dejar claro, a su juicio, esta investigación, que se inicia en Puigcerdà (Cerdanya), con la denuncia de una mujer y ha terminado, años después, en Albania. Para combatir esta red ha sido necesario adaptarse "a los distintos marcos legales, culturas de seguridad y formas de trabajar policialmente de cada país". "Ha requerido gran adaptación por parte de todos". Principalmente llamativo para los policías españoles ha sido el caso de Ucrania. "Dábamos por hecho que se quedarían atrás", ha reconocido Granja, al estallar la guerra con Rusia. No ha sido el caso: la policía ucraniana ha hecho su parte.

La cúpula

En lo alto de la organización había ocho personas, cinco de las cuales se encontraban en Albania: dos han podido ser detenidas y las otras tres siguen en búsqueda y captura. Las dos personas arrestadas serán extraditada a España, y pasarán a disposición de un juzgado de la Seu d'Urgell que es donde se recogió la primera denuncia, desde Albania. "Detrás de una estructura como esta se esconde el crimen organizado. Y las personas que integraban la cúpula de la red son de alto valor policial, con mucha influencia", ha explicado Granja. Enrique Martín, capitán de la policía judicial de Huesca, ha pedido tiempo para aclarar quiénes son todos los implicados. "Están pendientes varias de las detenciones de los principales investigados, el trabajo no ha terminado y hay que actuar para que no se reorganicen en el futuro".

La mafia captaba a las víctimas a través de llamadas telefónicas que efectuaban personas empleadas en quince 'call centers’ que la red había dispuesto en países, en su mayoría, externos a la Unión Europea. Muchas de las personas engañadas son ancianos, como la mujer de Puigcerdà que denunció los hechos y permitió comenzar unas pesquisas por parte de los Mossos que han terminado en una colaboración entre policías europeas bajo la tutela de Eurojust, con sede en La Haya (Países Bajos).

"Me cuidaba tanto"

Los teleoperadores que llamaban, que en el caso de España se encontraban en un 'call cente'r de Albania, establecían una relación de confianza con las víctimas. Fingían ser 'brokers' con altos conocimientos financieros que les harían ganar dinero invirtiendo casi siempre en el negocio de las criptomonedas. Al principio pedían cantidades pequeñas, de alrededor de los 250 euros. Y si la víctima accedía, se activaba el resto del plan y, como una ciberaraña, la organización la envolvía hasta dejarla sin dinero. "Estaban concentrados en vaciar sus ahorros completamente. No paraban hasta que se daban cuenta de que no tenía más dinero", ha asegurado el capitán Martín.

El 'call center' de Albania estaba dividido en espacios por idiomas. Los teleoperadores que hablaban español eran plenamente conscientes de sus engaños. Según fuentes policiales, tenían una campana que hacían sonar cada vez que cazaban a alguien. Y tenían una foto en la que aparecían todos juntos con un cartel que ponía "Ali Babá y los cuarenta ladrones", como en el cuento de 'Las mil y una noches'. Durante el registro que los policías españoles llevaron a cabo en el 'call center', que tuvieron que realizar a toda prisa porque la comitiva no podía garantizar la seguridad de los 30 investigadores, aparecieron anotaciones que dejaron atónitos a los responsables del caso.

Los teleoperadores tenían un archivo, como el de cualquier compañía telefónica, con los datos de cada víctima. Con inscripciones sobre si hablaban mucho, si eran arrogantes, si tenían un marido contrario a la inversión o si acumulaban experiencias negativas invirtiendo en la bolsa. Su tono era persuasivo. Y hacían sentir acompañadas a las víctimas. "Cuando veían que una relación comenzaba a deteriorarse, cambiaban de teleoperador", han explicado este lunes en la rueda de prensa celebrada en el complejo central de los Mossos. "Fingieron que se había muerto la persona de referencia de esta primera denunciante". La mujer, a pesar de que hacía tiempo que había presentado la denuncia, se mostró afectada por la muerte de su estafado. "Me cuidaba mucho", explican los policías que les contó al saber de su muerte. Los investigadores le razonaron de nuevo que el 'broker' no había muerto y que no la cuidaba, que formaba parte de un engaño que le ha costado 800.000 euros.

La simulación

La mafia contaba con informáticos a sueldo que habían creado programas que simulaban los movimientos financieros que seguían las inversiones de la víctima, que a través de su ordenador iba viendo día a día como sus beneficios supuestamente crecían. Era solo eso: una simulación. Nadie invertía con el dinero de las víctimas, ni en criptomonedas ni en ninguna acción bursátil ventajosa, sencillamente los desviaban a la tercera pata de la estructura, con capacidad para mover el dinero estafado a paraísos fiscales.

Para que las víctimas pudieran seguir el supuesto estado de sus inversiones, la organización instalaba un programa en su ordenador. Las víctimas se conectaban y veían una representación ficticia de lo que creían tener y, gracias a ese programa, la organización tenía acceso a su ordenador. Tal era el acceso que tenían que incluso podían vaciar las cuentas corrientes cuando ya daban por amortizada a la víctima. Antes de que eso sucediera, para evitar que los estafados que sospechaban se plantaran, tenían diversas estrategias para seguir parasitándolo, además del cambio de interlocutor: desde cursos online hasta la llamada de un bufete de abogados. Esta última táctica se activaba cuando la relación ya estaba rota. Un supuesto despacho de letrados contactaba para informarles de que habían sabido de la estafa sufrida y aseguraban estar representando a personas afectadas de todo el mundo. Si querían recuperar el dinero gracias a las medidas legales que iban a emprender, tenían que pagar. Y muchas pagaron.

Durante los cuatro años que ha durado la investigación, según fuentes policiales, se ha podido acreditar los vínculos existentes entre las empresas que atendían los ‘call centers’, los informáticos que desarrollaban los programas de simulación y las empresas que movían los beneficios que anualmente podían ascender a los 200 millones de euros.

En la operación simultánea entre las ocho policías europeas –España, Alemania, Suecia, Finlandia, Letonia, Albania, Ucrania y Georgia–, activada los días 8 y 9 de noviembre, se han desmantelado 15 ‘call centers’ ubicados en Albania, Bulgaria, Goergia, Macedonia del Norte y Ucrania, desde donde trabajaban los teleoperadores que se hacían pasar por 'brokers' y engatusaban a las víctimas llamándolas casi a diario, entablando con ellas una relación que estas creían que era sincera.

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