SENTENCIA

El Supremo ratifica los 32 años impuestos a un maltratador por violar y apalear a una castellonense

El hombre le puso un arma en la boca y disparar, pero no se accionó

Imagen del procesado, sentado en el banquillo de los acusados durante el juicio.

Imagen del procesado, sentado en el banquillo de los acusados durante el juicio. / BIGNÉ

El Tribunal Supremo ha confirmado una de las sentencias más duras de los últimos tiempos en materia de violencia de género en la provincia. La Audiencia Provincial impuso el pasado 2022 un total de 32 años de prisión a un maltratador por hasta diez delitos de: agresión sexual continuada, maltrato, coacciones continuadas, amenazas graves, lesiones, tenencia de armas prohibidas, trato degradante con menoscabo de la integridad moral y maltrato habitual. Ahora, el alto tribunal de Madrid ha desestimado el recurso interpuesto por el sentenciado y le ha impuesto las costas.

Tal y como ya avanzó en su día Mediterráneo, el condenado trabajaba como vigilante de seguridad en una azulejera y la víctima, como limpiadora. Comenzaron una relación que se prolongó durante unos cinco años y se fueron a vivir juntos a una casa abandonada de la avenida del Mar. 

El hombre, diagnosticado con trastorno de hiperactividad y déficit de atención, trastorno disocial de comportamiento y rasgos de personalidad clúster B, presentaba un carácter celoso y con episodios violentos.

Así, el hombre generó un clima de humillación, sometimiento y terror respecto de su pareja.

El infierno de la víctima

Casi desde el inicio de la relación, la obligaba a desnudarse para comprobar si había mantenido relaciones sexuales con otros hombres. En varias ocasiones le ató también las muñecas y los tobillos con cinta americana, para interrogarla sobre supuestas infidelidades, mientras le golpeaba con un cinturón, le tiraba un cubo de agua fría o le daba patadas.

La resolución de la Audiencia mantiene que, durante los meses que duró la relación, cuando ambos no coincidían en turno en el trabajo, el hombre la obligaba a quedarse en el coche, que aparcaba en el centro laboral, de donde no la dejaba salir y a donde acudía de forma periódica.

El condenado acusó a la víctima de haber mantenido relaciones sexuales con un perro, la inmovilizó y la violó en la vivienda que compartían. Poco después, tras expresar sus sospechas sobre una infidelidad, la obligó a desnudarse y le metió en la boca un arma tipo revólver y accionó el gatillo, sin que la pistola llegara a disparar. El mismo día, le quemó la mano, le acercó la cabeza al fuego de la cocina y le provocó así quemaduras en parte del pelo.

El 13 de enero del 2020, ambos circulaban en coche por las inmediaciones de la Ciudad de la Justicia de Castellón cuando el hombre amenazó de muerte con un machete a la mujer. La víctima se arrojó a la calle en marcha y pidió ayuda. La mujer fue auxiliada por los miembros de la Guardia Civil del Palacio de Justicia, que detuvieron al agresor.