Arde el Alto Mijares: Así son los incendios de sexta generación

El incendio forestal declarado el jueves en Villanueva de Viver ha sido declarado de sexta generación, como los del verano pasado de Bejís y Vall d'Ebo

Medios aéreos y terrestres intentar frenar el avance del incendio desde el pasado jueves.

Medios aéreos y terrestres intentar frenar el avance del incendio desde el pasado jueves. / Antonio García

Lucía Prieto

Los grandes incendios que se producen cada verano en España se ven, en los últimos años, agravados por el cambio climático. Cada vez son más incontrolables y más severos, como es el caso del incendio forestal declarado este jueves en Villanueva de Viver, que ha sido catalogado este sábado como "de sexta generación".

Estos incendios de sexta generación son fuegos muy devastadores. Se propagan con gran rapidez y se caracterizan por ser extremadamente difíciles de controlar y apagar. Habitualmente estos incendios se ven favorecidos por unas condiciones meteorológicas muy secas y calurosas, y es es el calor intenso el que alimenta incansablemente el fuego. Nacen con el cambio climático, pues el incremento generalizado de las temperaturas crea las condiciones idóneas para que se desencadenen estos incendios.

Su peligrosidad se ve incrementada respecto a la de otros incendios forestales por su nula capacidad de extinción. De hecho, la mayor ayuda en la lucha contra este tipo de fuegos es que el tiempo cambie y se produzcan lluvias sobre el terreno.

El amplio dispositivo desplegado en el Alto Mijares todavía no ha sido capaz de controlar las llamas.

El amplio dispositivo desplegado en el Alto Mijares todavía no ha sido capaz de controlar las llamas. / Manuel Bruque

Además, este tipo de incendios tienen la particularidad de poder generar su propia meteorología, es decir, pueden cambiar el tiempo formando tormentas o pirocúmulos, que descargan en forma de rayos que, a su vez, pueden provocar nuevos focos.

El primer incendio de sexta generación en España tuvo lugar en Sierra Bermeja, en Málaga, que superó las 5.000 hectáreas en 2021. Tuvo el antecedente en la Península Ibérica en Portugal, en los grandes incendios que calcinaron en 2017 medio millón de hectáreas y en los que murieron más de 60 personas.

Para ser considerado de sexta generación, un incendio debe calcinar al menos 500 hectáreas. El de Villanueva de Viver alcanza casi las 4.000 hectáreas de superficie quemada. La única manera de luchar contra los incendios de sexta generación es la prevención.

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