VÍCTIMA DE AGRESIONES SEXUALES EN UN CENTRO DE MENORES DE PALMA

"Una treintena de niños fueron violados en el centro de menores de Palma en el que yo estuve"

Toni Estela Frau hace un llamamiento para que otros hombres que sufrieron los abusos sexuales del monitor de un centro de menores de Palma se atrevan a denunciar

Toni Estela, de 51 años, estuvo ingresado cuatro años en Nazaret a principios de los 80.

Toni Estela, de 51 años, estuvo ingresado cuatro años en Nazaret a principios de los 80. / B. RAMON

Toni Estela Frau, de 51 años, entró en el centro de menores de la Fundación Nazaret de Palma en 1983, con once años, y permaneció allí hasta los catorce. Denuncia que durante este tiempo fue violado en numerosas ocasiones por uno de los monitores, un hombre que actualmente tiene unos 65 años y está viviendo en Perú. Son varios los antiguos internos que confirman que sufrieron estos abusos, y apuntan a que el agresor habría violado a decenas de niños durante más de una década en los años ochenta, lo que supondría el peor caso de pederastia de la historia de Mallorca.

Cuando usted ingresó en Nazaret, este hombre ya estaba allí trabajando.

Sí. Él por aquel entonces tenía unos veinticinco años y era uno de los profesores, nos daba clase. Y tenía una habitación en el centro donde se quedaba a dormir por las noches.

¿Cuándo fue la primera vez que le agredió sexualmente?

A los pocos meses de llegar. Los niños dormíamos en habitaciones grandes compartidas, éramos unos veintipico o treinta. Una madrugada me vino a buscar a la cama y ahí empezó todo.

¿Y qué pasó?

Me cogió en brazos y me tapó con una manta. Yo me quedé paralizado. Me llevó abajo a su habitación. Me desnudaba, él se desnudaba y hacía lo que a él le apeteciera. Me hablaba muy dulzón. Me decía no te preocupes.

Y estas agresiones ¿cada cuánto tiempo se repetían?

No sabría decírselo, podrían ser varias veces por semana.

Y cuando subía al dormitorio de los niños, ¿llegó a ver que se llevara a otros a su habitación?

No, porque esperaba a que estuviéramos todos dormidos. Pero algunas veces, cuando me llevó a su habitación, me encontré con que ya había otros niños allí.

¿De cuántos niños vio usted directamente que abusara en el centro?

Pues unos ocho o nueve. Pero lo hacía de una manera muy silenciosa. Nunca me di cuenta de que se los llevara, los vi cuando me llevaba a mí, que ya estaban en su cuarto.

Usted estuvo en Nazaret cuatro años, entre los once y los catorce años. ¿Estas agresiones sexuales se mantuvieron a lo largo de todo ese tiempo?

Sí, hasta que me marché de allí.

Este hombre se lleva también a algunos niños de acampada los fines de semana.

Sí, a mí me llevó a muchas de estas acampadas. Y una de las cosas que más me duele es que él le decía a mi madre que yo no quería ir a casa el fin de semana, y luego me decía a mí que mi madre no vendría a buscarme. Con las ganas que yo tenía de ver a mis padres, me robó esa alegría. No se lo perdonaré nunca.

¿Y durante esos fines de semana abusaba también sexualmente de ustedes?

Sí. Tenía una furgoneta marrón tipo Volskwagen y nos llevaba a la playa o a la Serra de Tramuntana. Cuando estábamos en grupo nos hacía que nos tocáramos entre nosotros y luego que tuviéramos sexo con él.

¿Y con cuántos niños diferentes coincidió usted en estas acampadas?

¿A lo largo de todo el tiempo? Podrían ser unos quince. Pero donde más se aprovechaba era en el centro. Allí lo tenía muy bien preparado.

¿Me podría decir más o menos de cuántos niños cree que podría haber abusado a lo largo de los cuatro años que estuvo usted en el centro?

Podrían ser fácilmente una treintena.

¿Los niños alguna vez comentaban entre ustedes los abusos que sufrían?

(Se lleva los dedos a la boca y hace el gesto de cerrar una cremallera). Allí había mucho silencio. Nadie hablaba. Yo cuando estaba con él me alteraba mucho, pero nunca dije nada.

¿Por qué no lo hablaban? ¿Por vergüenza o por miedo?

Porque éramos niños y estábamos totalmente sometidos.

¿Alguna vez le amenazó para que no dijera nada?

No. Me decía que esto era una cosa normal, que la vida es así y la naturaleza es así.

Luego, con el paso de los años, ¿ha tenido alguna relación con algunos de esos otros niños que sufrieron agresiones sexuales?

No, aunque si les viera les reconocería al momento. Cuando fui en octubre a su casa de Son Sardina y le grabé el vídeo, había allí uno de ellos y se lo dije: tú estabas conmigo. Pero él no me respondió.

¿Cuándo se decidió a denunciar esto?

En el año 2016 presenté una denuncia ante la Policía Nacional, y el pasado enero lo denuncié en el juzgado.

¿Antes nunca había dicho nada, ni a su familia ni a amigos?

No. Cuando era pequeño padecía mucha ansiedad y le decía a mi madre que no quería ir a Nazaret. Ella me preguntaba por qué, y yo me callaba. No podía decírselo. Era solo un niño.

¿Qué fue lo que le hizo decidirse a denunciarlo?

Aunque no dijera nada, lo tenía siempre en la cabeza. No podía ser que este depredador sexual se quedara sin castigo. Si abusó de mí y de todos los que vi, ¿de cuántos más puede haber abusado?

Fue entonces cuando decidió ir a la casa de Son Sardina y allí le encontró.

Fue el pasado octubre, un día decidí ir a enfrentarme a mi violador.

En el vídeo al principio él le dice que es mentira.

Intentó llevarme a su terreno, hablándome muy suave, pero a mí ya no me manipula. Me dijo que esto hay que olvidarlo, que él ya lo ha olvidado. Pero si sufres esto cuando eres un niño, no lo olvidas.

¿Cómo le han marcado a usted lo que le pasó?

Me ha marcado de por vida. Nunca lo he podido olvidar, y ahora, cuando me entero de algún caso de pederastia, me altero mucho. Me ha cambiado el carácter, lo he arrastrado toda la vida. Y para superarlo necesito que se haga justicia, por eso he decidido denunciarlo. Y es muy importante que otros que sufrieron las mismas agresiones sexuales se atrevan a denunciarlo también.

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