PIDEN A SANITAT 150.000 EUROS DE INDEMNIZACIÓN

Denuncian la muerte de una mujer de 36 años por falta de asistencia en el Hospital General de Castellón

Madre de dos niñas, acudió por asfixia y dolor en el pecho y sufrió un infarto tras 8 horas en Urgencias

Imagen del servicio de Urgencias del Hospital General de Castellón.

Imagen del servicio de Urgencias del Hospital General de Castellón. / MEDITERRÁNEO

Una mujer de 36 años, madre de dos niñas pequeñas, con buena salud y sin ninguna enfermedad grave diagnosticada (únicamente una sospecha de fibromialgia) falleció en el Hospital General de Castellón tras pasar ocho horas en Urgencias, aquejada de dolor de pecho y sensación de asfixia. Sucedió el pasado mes de octubre y seis meses después de la trágica y repentina muerte de Sandra Galera, su familia, devastada por lo ocurrido, ha tomado la determinación de emprender acciones y ha presentado una reclamación por responsabilidad patrimonial contra el centro sanitario por la «deficiente asistencia».

El malestar de la víctima comenzó el 17 de octubre del 2022. Tras varias horas con dolor en el pecho, su marido llamó al 112 para pedir una ambulancia, pero, según su relato, una doctora le dijo que no podían enviarla porque «estaban para casos más urgentes» y le indicó que le diera a la paciente un diazepam. El dolor y la sensación de asfixia persistieron por lo que a la mañana siguiente, sus familiares volvieron a llamar al 112 para pedir una ambulancia que la llevara al hospital. 

Los denunciantes aseguran que no se atendió la petición de traslado y que los instaron a llamar a su centro de salud, con el que aseguran haber intentado contactar hasta en siete ocasiones esa mañana, sin obtener respuesta. Finalmente, viendo los «terribles dolores» de su hija, decidieron ponerla en una silla de escritorio para bajarla hasta su coche particular y llevarla a Urgencias.

Llegada al hospital

A su llegada al centro, sobre las 10.30 horas del día 18, la familia sostiene que pasaron por triaje y por una sala de espera, donde a Sandra, que insistía en que no podía respirar y tenía mucho dolor, se le dio diazepam. Sobre las 14.45 horas su madre recuerda que la llevaron a un box donde, por primera vez, la auscultaron. «Me dijeron que vendrían a hacerle una analítica, pero no vino nadie. De repente, la máquina a la que la habían conectado empezó a pitar y en la pantalla ponía: infarto», relata la madre de Sandra en la reclamación patrimonial a la Conselleria de Sanitat.

La testigo sostiene que, pese a salir al pasillo en busca de personal sanitario, no le dieron importancia al suceso y que, incluso, llegaron a decirle que «a esa máquina, a veces, le fallaban los cables».

Sobre las 16.00 horas cambiaron a Sandra de box y una médico la auscultó y comentó con su madre que le harían un electro y una analítica. La familia sostiene que tardaron en volver para hacerle el análisis y que, además, el enfermero tuvo problemas para pincharla, mientras Sandra seguía «quejándose de dolor, con falta de fuerzas y cada vez más blanca».

La madre de la paciente les pidió que le pusieran oxígeno, pues tenía problemas para respirar desde hacía horas, pero le indicaron que eso debía autorizarlo la doctora. Finalmente, la pincharon por vía intramuscular y Sandra comenzó a respirar de una forma «muy extraña», por lo que su madre salió en busca de ayuda.

Entró en parada

Al verla, los sanitarios cogieron un desfibrilador, llamaron a médicos de la UCI e intentaron reanimar a Sandra, recuperándola en dos ocasiones, pero advirtiendo a la familia de que el latido era débil. Pese a los intentos por mantenerla con vida, murió en el servicio de Urgencias.

El fallecimiento se consideró judicial y se le hizo la autopsia, en cuyas concluciones médico-legales se habla de «miocarditis aguda por infección por coronavirus con lesión miocárdica terminal». La familia respeta la autopsia, pero recalca que Sandra, que estaba vacunada contra el virus, nunca tuvo diagnóstico de covid ni síntomas.

Por todo ello, han solicitado que se inicie un expediente por responsabilidad patrimonial y piden al hospital información sobre el personal que atendió a la fallecida y los tratamientos aplicados. Inciden en que no quieren poner «el dedo en la llaga de las precarias condiciones en las que trabajan los sanitarios, pero sí evidenciar que no se dio la asistencia adecuada a la castellonense fallecida».