Lleva el coche a un taller y se incendia cuando lo probaban tras repararlo

Condenan al establecimiento a pagar más de 5.000 euros a la dueña del coche, un Ibiza con 10 años de antigüedad

Bomberos de Vigo sofocan el incendio de un vehículo, en una imagen de archivo /

Bomberos de Vigo sofocan el incendio de un vehículo, en una imagen de archivo / / A. B.

Alberto Leyenda

Llevó su coche de 10 años de antigüedad y 180.000 kilómetros a un taller de Vigo para su reparación y el vehículo acabó, literalmente, en llamas. Y es que cuando personal del establecimiento, una vez reparado, lo llevaba a lavar tras probarlo, un incendio finiquitó la vida útil del turismo.

Tras recibir una indemnización de su aseguradora de 3.322,7 euros, la propietaria del coche, un Seat Ibiza, demandó al taller para que le abonasen otros 5.172,95 euros, más los intereses. Primero le dio la razón el Juzgado de Primera Instancia n.º 16 de Vigo y ahora, en una reciente sentencia contra la que ya no cabe recurso, ha hecho lo propio la Sección Sexta de la Audiencia Provincial.

En ambos casos, además, han condenado a costas al taller. Por el momento, la propietaria del coche no ha recibido lo estipalado, lo que ha llevado a su defensa a iniciar un procedimiento para la ejecución del fallo.

Para la magistrada de primera instancia no cabe duda de que el siniestro fue responsabilidad de RMP Cars. Era principios de 2022 cuando la mujer llevó el coche porque no le arrancaba, y, tras una primera inspección, detectaron que era preciso cambiar la válvula EGR por una nueva. Luego también le comunicaron que había que sustituir un inyector. Pero, en lugar de recurrir a uno nuevo, finalmente utilizaron como repuesto uno sacado de un desguace, sin haber informado previamente a la propietaria y sin que esta aceptase presupuesto alguno.

De acuerdo con el perito de la parte demandante, el incendio se produjo por una fuga de fluidos inflamables «tras el mal ajuste de los elementos del motor». El experto concretó dos hipótesis: o se hiciese un deficiente montaje de las piezas sustituidas o que el problema fuese del propio inyector del desguace.

El taller alegaba que las llamas pudieron iniciarse por «una avería puntual, posible y previsible en todo elemento tecnológico con cierta antigüedad y uso». Con todo, el informe pericial descartó que el fuego comenzase por un sobrecalentamiento del motor. La empresa también achacaba mala fe a la dueña del coche por haberlo destruido sin que pudiesen hacer su propio informe pericial, pero la jueza descarta ese argumento, ya que el perito de la demandante pudo ir al establecimiento para preparar su estudio.

Valor cuestionado

Así pues, el fallo concluye que el incendio fue responsabilidad del taller, tanto por su condición de reparador como de depositario del vehículo. «El taller sí podía haberlo evitado», indica, apuntando a que hubo tiempo para, después de realizar la prueba, se volviese a someter a diagnóstico para comprobar que no existían las fugas de líquidos inflamables que desencadenaron las llamas.

En su recurso ante la Audiencia, la empresa ya solo se centraba en la cuantía de la indemnización. Cuestionaba el valor del coche asignado por la demandante, basado en varias ofertas de modelos de segunda mano encontradas en internet. A partir de estos anuncios, se situó el precio del Ibiza de 10 años de antigüedad entre los 6.500 y los 7.500 euros.

Así pues, la demanda estimó el valor de mercado del coche en 6.931,5 euros, a lo que habría que sumar un 30% por el perjuicio causado. A ese montante se restaron los 3.322,7 ya abonados por la aseguradora, y de ahí vienen los 5.172,95 euros de la indemnización. El taller cuestionó la validez y fiabilidad de los anuncios aportados, pero los magistrados le achacan que no aportase ningún contraejemplo de ofertas inferiores por un turismo de similares características.

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