Un estudio elaborado por científicos de la Universidad Thomas Jefferson y de la Fundación para la Investigación y la Prevención del Alzheimer, ambas de Estados Unidos, comprueba que la meditación reduce las consecuencias del deterioro cognitivo ligado al envejecimiento del cerebro. Investigaciones previas ya habían destacado su papel en la disminución del estrés.

Según una nota de prensa, esto se traduce en un menor riesgo de contraer enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson. Los beneficios de la meditación se ven potenciados cuando se concretan en el marco de un estilo de vida que toma en cuenta a la espiritualidad y el autoconocimiento como aspectos trascendentes.

Los especialistas descubrieron, por ejemplo, que una meditación cantada de 12 minutos que involucra cuatro sonidos, respiración y movimientos repetitivos de los dedos aumenta el flujo sanguíneo hacia áreas del cerebro involucradas en la cognición y la regulación emocional.

También incrementa el volumen de materia gris, en un conjunto de factores que pueden retrasar el envejecimiento cerebral. Tanto en personas sanas como en aquellas con deterioro cognitivo, los estudios sobre la meditación indicada encontraron que su práctica continuada mejora la cognición, ralentiza la pérdida de memoria y optimiza el estado de ánimo.

Al mismo tiempo, el nuevo trabajo científico vuelve a demostrar que la meditación posee un importante potencial para la disminución de los extensos efectos bioquímicos negativos generados por el estrés. Se ha comprobado que manejar adecuadamente el estrés provoca también una reducción en los procesos que desembocan en el envejecimiento cerebral.

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Un propósito en la vida

A través de la revisión de un cúmulo de investigaciones previas, los expertos concluyen en un artículo publicado en la revista Journal of Alzheimer’s Disease que la meditación y otras prácticas ligadas al conocimiento interno y a la espiritualidad se encuentran relacionadas con un indicador que denominan “propósito en la vida” (PIL, según sus siglas en inglés).

Dicho indicador se incrementa con la meditación y la espiritualidad, traduciéndose en una reducción del deterioro cognitivo y el envejecimiento cerebral. De esta forma, en uno de los estudios revisados pudo verificarse que las personas con un nivel de PIL o “propósito en la vida” elevado disponían de 2,4 veces más probabilidades de permanecer libres de Alzheimer durante su vejez, con relación a quienes presentaban un nivel bajo en dicha medición.

Además, las mejores puntuaciones en cuanto al indicador que marca el propósito de vida generan otras consecuencias positivas, como una notable mejora en la función cognitiva. Al mismo tiempo, las personas con los mejores resultados pero que contaban con condiciones patológicas previas mostraron un deterioro mucho más lento que el habitual.

El indicador marca la presencia de un objetivo vital inspirador, en otras palabras, de una razón concreta para vivir que genere un bienestar emocional en la persona. Como un PIL elevado incrementa la salud psicológica, también se traduce en una disminución de la inflamación, las enfermedades cardiovasculares y la discapacidad, entre otras cuestiones que van más allá de los aspectos cerebrales.

En consecuencia, los autores destacan que comprometerse con un estilo de vida que tenga en cuenta a la meditación y otras prácticas espirituales tiene un impacto positivo directo en el logro de una mayor longevidad cerebral. Además de disminuir el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, los beneficios abarcan el mantenimiento de funciones cerebrales dinámicas y mayores posibilidades de disfrutar de una salud integral óptima hasta una edad avanzada.

Referencia

Spiritual Fitness: A New Dimension in Alzheimer’s Disease Prevention. Khalsa, Dharma Singha and Newberg, Andrew B. Journal of Alzheimer’s Disease (2021).DOI:http://dx.doi.org/10.3233/JAD-201433

Foto: Le Minh Phuong en Unsplash.