Un número indeterminado de agujeros negros supermasivos están deambulando por la periferia de la Vía Láctea y alguno puede impactar hipotéticamente en nuestro sistema solar, según Michael Tremmel, del Centro de Astronomía y Astrofísica de la Universidad de Yale.

En un estudio publicado en 2018, Tremmel y su equipo demostraron que algunos agujeros negros supermasivos están vagando por la galaxia que los acoge, alejándose del centro hasta el halo galáctico, que es la región del espacio que rodea las galaxias estelares.

Considera que ese proceso puede estar produciéndose en la Vía Láctea, con agujeros negros supermasivos errantes por la periferia, un área casi esférica de estrellas y gas que rodea la sección principal de nuestra galaxia.

Esos agujeros negros supermasivos no podemos percibirlos porque no acumulan suficiente gas: no podemos establecer su ubicación o trayectoria, en el caso de que alguno de ellos esté aproximándose a nuestro sistema solar.

«Es extremadamente improbable que cualquier agujero negro supermasivo errante se acerque lo suficiente a nuestro Sol como para tener algún impacto en nuestro sistema solar», explica Tremmel en un comunicado.

Y añade: “Estimamos que una aproximación cercana de uno de estos vagabundos que puede afectar a nuestro sistema solar solo debería ocurrir cada 100 mil millones de años, más o menos”.

Muchos candidatos

Muchos candidatos Actualizando el estudio de 2018, Tremmel explica ahora a The Daily Galaxy que los astrónomos han creado ya un catálogo de objetos denominados fuentes de rayos x superluminosos, que son candidatos a ser considerados agujeros negros supermasivos errantes.

“En 2020, los descubrimientos mostraron fuentes de radio consistentes con agujeros negros supermasivos en galaxias enanas”, explica. Y añade: «nuestra capacidad para encontrar fuentes de baja luminosidad está mejorando, al igual que nuestra capacidad para detectar la presencia de múltiples fuentes cercanas, los llamados núcleos galácticos activos duales… Todas estas detecciones están en otras galaxias y no específicamente en la Vía Láctea», concluye.

En conjunto, considera Tremmel, estas observaciones hablan de que los agujeros negros supermasivos alejados de los centros galácticos son probablemente algo que ocurre con frecuencia, aunque todavía apenas sabemos nada de ellos.

Los astrónomos piensan que este alejamiento del centro galáctico puede ser el resultado de las fusiones entre galaxias, que se producen cuando una galaxia mayor absorbe a una más pequeña que se ha aproximado a ella, algo muy corriente en todo el universo y que se cree está relacionado con las explosiones de estrellas.

Cuando una galaxia más pequeña se une a una galaxia más grande, deposita su propio agujero negro supermasivo central en una órbita amplia dentro del nuevo anfitrión, lejos del centro de la galaxia principal. Este proceso puede explicar la presencia de agujeros negros supermasivos en la periferia de galaxias.

En el estudio de 2018, Tremmel y su equipo predecían que las galaxias con una masa similar a la Vía Láctea deberían albergar también varios agujeros negros supermasivos, de los que todavía no tenemos ninguna constancia.

Tema relacionado: Al menos catorce agujeros negros están relativamente cerca de la Tierra

Fusiones de galaxias

Fusiones de galaxias De hecho, a lo largo de sus 13.600 millones de años de vida, la Vía Láctea ha absorbido múltiples galaxias más pequeñas que podrían haber depositado agujeros negros supermasivos en su periferia.

Fuera de la Vía Láctea, solo se ha constatado la presencia de agujeros negros supermasivos en un puñado de otras galaxias, aunque se da por sentado que casi todas las galaxias disponen al menos de un agujero negro supermasivo.

La Vía Láctea tiene su propio agujero negro supermasivo, conocido como Sagitario A*, con una masa 1.300 veces la masa de nuestro Sol.  Está en el mismo centro de nuestra galaxia, a 26.000 años luz del Sol, rodeado de una serie de objetos extraños que se comportan como estrellas.

La Vía Láctea es la galaxia en la que se encuentra nuestro sistema solar, del que forma parte la Tierra. Nuestro Sol es uno de los 200.000 millones de estrellas que residen en nuestra galaxia. Los astrónomos consideran que hay unos 100 millones de agujeros negros no supermasivos en la Vía Láctea.

Ahora suponemos que, además de Sagitario A*, otros agujeros negros supermasivos recorren la periferia de la Vía Láctea y que, hipotéticamente, en algún momento uno de ellos puede acercarse al sistema solar del que formamos parte, aunque la posibilidad de que eso ocurra es prácticamente nula: tardaría en impactar alrededor de 10 veces la edad del universo, que es de 13.700 millones de años.

Foto superior: Nuestra galaxia, la Vía Láctea. NASA