Los animales invertebrados que componen el plancton pueden infectarse con parásitos y convertirse en vectores de enfermedades, pero también son capaces de combatir las infecciones e incluso curarlas, según un nuevo estudio realizado en la Universidad de Colorado en Boulder.

Comprender el funcionamiento de estas defensas inmunitarias podría ayudar a predecir la forma en que los cambios ambientales pueden amplificar o suprimir el riesgo de transmisión de patógenos a los seres humanos, una información vital para prevenir futuras pandemias.

El plancton se compone de seres vivos microscópicos que flotan en aguas saladas o dulces, concentrándose principalmente hasta los 200 metros de profundidad.

La mayoría de los invertebrados que forman parte del plancton miden menos de un milímetro, y algunas de sus variedades son un elemento importante en la alimentación de larvas de determinadas especies de peces y de otros organismos acuáticos.

Estos invertebrados pueden infectarse con parásitos y transformarse en vectores de peligrosas enfermedades: transmiten los patógenos directamente al ser humano o de animales a humanos. Las diferentes enfermedades transmitidas por vectores, como por ejemplo la malaria, producen en total alrededor de 700.000 muertes cada año a nivel global.

Ahora, el nuevo estudio estadounidense parece indicar que estos diminutos organismos podrían ayudar al ser humano a prevenir y combatir pandemias. ¿Qué tiene el plancton y los invertebrados que lo componen para enseñarnos, cuando el planeta aún se enfrenta a las consecuencias de la pandemia por COVID-19 y se intenta evitar nuevas propagaciones globales de este tipo de infecciones?

Defensas poderosas

De acuerdo a una nota de prensa, los investigadores descubrieron que la especie Daphnia dentifera, que forma parte del plancton animal o zooplancton, es capaz de combatir infecciones y hasta de suprimirlas.

Luego de exponer a este minúsculo invertebrado a un parásito fúngico, los científicos comprobaron que disponía de un mecanismo de defensa para evitar que las esporas de hongos ingresen a su organismo. Además, los ejemplares que se infectaban podían eliminar la infección con el paso del tiempo.

Según los especialistas, los invertebrados dispondrían de herramientas inmunitarias que, hasta el momento, han sido poco consideradas por la ciencia. Pero creen que su estudio y comprensión podría colaborar en el entendimiento de los patrones relacionados con las infecciones y otras enfermedades.

Principalmente, podrían aportar datos trascendentes sobre el impacto de los cambios ambientales en la propagación de infecciones: cuando se convierten en vectores, los invertebrados transmiten en mayor o menor medida las enfermedades de acuerdo a ciertas condiciones ambientales. Un mínimo cambio puede propiciar una propagación a gran escala o, por el contrario, detenerla.

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Cortar la cadena

Según la investigación publicada en la revista The American Naturalist, detener directamente una infección en sus vectores podría cortar abruptamente y en su inicio la cadena de contagios que termina en el ser humano. Sería un arma crucial para eliminar la propagación de este tipo enfermedades.

En el mismo sentido, las estrategias inmunitarias desarrolladas por los invertebrados que componen el plancton podrían servir de modelo para combatir otras infecciones, sobretodo aquellas que se transmiten entre diferentes especies animales y, posteriormente, llegan al ser humano.

Por ejemplo, una de las posibles causas de la pandemia por COVID-19 es un derrame zoonótico, o sea una infección que pasa de animales a humanos. Quizás, el descubrimiento en torno a los invertebrados presentes en el plancton podrá servir para diseñar modelos y estrategias que logren predecir y evitar futuros eventos de este tipo.

Referencia

Host controls of within-host disease dynamics: insight from an invertebrate system. Tara Stewart Merrill, Zoi Rapti and Carla E Cáceres. The American Naturalist (2021).DOI:https://doi.org/10.1086/715355

Foto:

Daphnia dentifera, un invertebrado presente en el plancton que fue analizado en la investigación. Crédito: Tara Stewart Merrill.