La galaxia CEERS-93316, que existió solo 235 millones de años después del Big Bang y se ubica a 35.000 millones de años luz de la Tierra, es la nueva galaxia más lejana jamás observada por el ser humano. James Webb logró romper su propio récord, solo algunos días después de anunciar la anterior galaxia más distante: los científicos creen que la enorme potencia del telescopio hará posible descubrimientos de este tipo en forma constante. 

Un equipo de astrónomos dirigido por la Universidad de Edimburgo, en Escocia, ha descubierto utilizando datos del Telescopio Espacial James Webb de la NASA la nueva galaxia más distante jamás observada: se trata de CEERS-93316, que se formó solo 235 millones de años después del Big Bang y se encuentra a una distancia de 35.000 millones de años luz de la Tierra. 

Pocos días atrás se había anunciado que GLASS-z13 (GN-z13), observada 300 millones de años después del Big Bang, era la galaxia más lejana que había logrado detectarse. Sin embargo, en solo una semana el increíble potencial de James Webb ha quedado más que claro: el nuevo descubrimiento consigue atravesar 65 millones de años de la historia del Universo y apreciar una galaxia que existió hace aproximadamente 13.565 millones de años.

Edades a confirmar

Como se afirma en una nota de prensa, tanto el nuevo hallazgo del equipo escocés como el descubrimiento de la semana anterior aún deben confirmarse mediante nuevos análisis y estudios. Sin embargo, todo indica que el telescopio James Webb facilitará increíbles avances en cuanto al conocimiento del Universo en sus inicios, acercando a la humanidad a una nueva comprensión sobre las etapas primarias del cosmos.

La galaxia CEERS-93316 fue identificada como parte de un proyecto de investigación llamado Cosmic Evolution Early Release Science (CEERS) Survey, que está analizando algunas de las primeras observaciones con el Telescopio Espacial James Webb (JWST). El objetivo es ir cada vez más atrás en el tiempo: mientras GN-z13 tenía 13.500 millones de años de antigüedad, CEERS-93316 la hace olvidar con una edad de 13.565 millones de años.

La galaxia CEERS-93316 tiene un desplazamiento al rojo de 16,7: este parámetro se emplea para medir distancias en el cosmos y describe la forma en que la luz que proviene de un objeto se ha estirado por la expansión del Universo, haciendo que solo sea visible en longitudes de onda más rojas (infrarrojo), un tipo de radiación electromagnética de mayor longitud que la luz visible. Cuanto mayor sea el número de corrimiento al rojo, más distante estará el objeto y más temprano se verá en la historia cósmica. 

La composición de las primeras galaxias

Vale destacar que las observaciones del JWST deben someterse a un examen espectroscópico completo, un proceso técnico que revelará los espectros de las galaxias y explicará cómo la luz, presente originalmente en longitudes de onda visibles, se ha estirado hacia el infrarrojo. La espectroscopia también revelará la composición química de los objetos, arrojando más información sobre las condiciones iniciales del cosmos.

Según las principales teorías, las primeras estrellas fueron alimentadas únicamente por hidrógeno, helio y litio, los elementos creados en el Big Bang. Los átomos más pesados, que componen los denominados metales, fueron desarrollados a partir de esas estrellas pioneras y sus descendientes. De acuerdo a los científicos a cargo del nuevo estudio, liderados por Callum Donnan, el examen espectroscópico permitirá apreciar esa composición en las galaxias identificadas.

El telescopio Webb, que inició sus operaciones científicas el pasado 12 de julio, está diseñado para observar objetos presentes hasta 100 millones de años después del Big Bang: esto significa que es probable que este récord sea superado rápidamente en los próximos meses. De esta manera, los grandes misterios sobre los comienzos del Universo podrán ser revelados y nuestra visión del cosmos será modificada para siempre.

Referencia

The evolution of the galaxy UV luminosity function at redshifts z ' 8 – 15 from deep JWST and ground-based near-infrared imaging. C. T. Donnan et al. ArXiv (2022). DOI:https://doi.org/10.48550/arXiv.2207.12356