La neurotecnología está llegando a oficinas, fábricas, granjas y aeropuertos, para extraer datos cerebrales de los profesionales y optimizar su productividad. Usa IA para acelerar procesos cognitivos mediante auriculares que miden la concentración y el estrés, además de servir para escuchar música.

El Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de Estados Unidos es la asociación de profesionales técnicos más grande del mundo, con más de 423.000 miembros en más de 160 países. Desde 1964 edita a revista IEEE Spectrum, que publica artículos revisados por pares sobre tendencias tecnológicas y científicas que afectan a los negocios y la sociedad.

Esta importante revista, en su edición de diciembre de este año, lanza un aviso demoledor: la neurotecnología está llegando al lugar de trabajo y extrayendo, en diferentes proyectos piloto, datos cerebrales de los profesionales.

Señala que aplicaciones comerciales de la neurotecnología están llegando a oficinas, fábricas, granjas y aeropuertos para mejorar la productividad de los cerebros de los profesionales en el desempeño de sus tareas técnicas.

Electroencefalografía industrial

Estas aplicaciones se basan en la electroencefalografía (EEG), que mide la actividad eléctrica del cerebro mediante electrodos colocados sobre el cuero cabelludo. La EEG lleva un siglo ayudando a la neurociencia clínica a detectar tumores, hemorragias, encefalitis, y traumatismos cerebrales en pacientes con problemas.

Otras tecnologías complementarias se están utilizando en estas aplicaciones industriales de la EEG para extraer patrones de actividad cerebral y relacionarlos con sentimientos o respuestas fisiológicas, como el estrés, la concentración o reacciones a estímulos externos, asegura la revista.

Esos datos se pueden explotar para hacer que los profesionales sean más eficientes y, según los defensores de la tecnología, incluso para hacerlos más felices

Estos objetivos se pueden conseguir de una forma más sencilla respecto a los experimentos clínicos, porque ya se dispone de electrodos "secos" que pueden operar sin gel conductor.

Esta posibilidad permite una reducción sustancial de la cantidad de electrodos en el cuero cabelludo, necesarios para recopilar datos cerebrales. Algunos auriculares EEG incluso están disponibles directamente para los consumidores por unos pocos cientos de euros.

Habilidades sobrehumanas

La revista cita dos ejemplos claros de estos desarrollos: por un lado, la empresa israelí InnerEye, que se vale de la Inteligencia Artificial (IA) para brindar a los profesionales habilidades sobrehumanas.

Su sistema obtiene resultados tan precisos como lo haría un ser humano: usa EEG como un acceso directo al cerebro de una persona para acelerar drásticamente procesos como detectar en segundos defectos de fabricación de un producto, o un arma en una maleta cuando es escaneada en el aeropuerto.

Este sistema combina la experiencia humana con la IA y puede disolver instantáneamente cualquier duda que pueda surgir en el cerebro del profesional, acelerando así el proceso productivo.

Ejemplo de la tecnología InnerEye para detectar un arma en una maleta mientras es escaneada en el aeropuerto a una velocidad de tres imágenes de rayos X por segundo.

Seguimiento cerebral

El segundo ejemplo que cita IEE Spectrum es Emotiv, una empresa de neurotecnología de Silicon Valley, que dispone de un dispositivo portátil de seguimiento cerebral a los profesionales mientras trabajan, incluso de forma remota.

Emotiv dispone de un modelo de auriculares, el sistema MN8, que incorpora sensores de escaneo cerebral EEG en un par de discretos auriculares Bluetooth.

Gracias a estos auriculares, los profesionales pueden obtener información sobre sus niveles individuales de concentración y estrés, y los gerentes de la empresa en la que trabajan, datos agregados y anónimos sobre los cerebros de sus equipos humanos.

Algoritmos estratégicos

A partir de estos datos, algoritmos específicos obtienen métricas de rendimiento para la atención y el estrés cognitivo, en base a modelos de aprendizaje automático, y determina cómo esos factores influyen, tanto en la productividad como en el bienestar de los profesionales analizados.

Incluso pueden comparar la productividad de los que trabajan en la oficina con la de los que operan en remoto y sugerir cuándo es el momento de tomar un descanso.

Los auriculares no solo hacen un seguimiento cerebral: también permiten al usuario escuchar música y contestar llamadas telefónicas mientras trabajan.

Datos agregados

La empresa asegura que el sistema no puede ver los datos cerebrales individualizados, sino agregados de todo un equipo de profesionales, lo que le permite determinar en qué días y en qué momentos del día sus trabajadores son más productivos, o cómo un gran anuncio afecta al nivel general de estrés de los trabajadores.

También precisa que el sistema no se usa para que las personas sean promovidas o despedidas en función de sus métricas cerebrales, y que todos los datos solo se obtienen tras el consentimiento explícito de los profesionales analizados.

Reservas

La revista señala, sin embargo, que los desarrollos tecnológicos de ambas empresas suscitan dudas y recelos, tanto sobre sus aplicaciones industriales eventuales, como sobre la viabilidad real de ambas tecnologías.

Añade que el interés por su aplicación es más claro entre los empresarios que entre los profesionales (de los que se espera un rechazo generalizado) y que supone adentrarse en un terreno resbaladizo para el que la sociedad actual no está preparada.

Pero lo cierto es que, por un lado, las tecnologías existen y se están probando, y, por otro lado, que, en un entorno empresarial tan contaminado como el actual, la naturaleza ética de su implantación resultará siempre más dudosa que prometedora.