Arqueología / Ciencias de la Tierra

Los campos magnéticos podrían arrojar luz sobre la misteriosa "Atlántida europea"

Doggerland, llamada la "Atlántida europea", fue una de las regiones prehistóricas más ricas en recursos y ecológicamente dinámicas durante los períodos Paleolítico y Mesolítico

La supuesta ubicación de Doggerland en el mapa europeo (en rojo).

La supuesta ubicación de Doggerland en el mapa europeo (en rojo). / Crédito: Wikimedia Commons.

Pablo Javier Piacente

Un área bajo el Mar del Norte, conocida como Doggerland, que en su etapa superficial albergaba uno de los asentamientos prehistóricos más grandes de Europa y que fue tapada por el agua aproximadamente en el año 6.500 antes de Cristo, podría ser finalmente identificada gracias al estudio de los campos magnéticos, que pueden revelar mínimos cambios en el paisaje. Sin embargo, los científicos enfrentan una carrera contra el tiempo: la expansión de los parques eólicos en esa zona pone en riesgo al patrimonio arqueológico marino.

Una investigación liderada por la Universidad de Bradford, en el Reino Unido, podría revelar finalmente los misterios relacionados a Doggerland, un territorio prehistórico localizado en el Mar del Norte que quedó sepultado bajo el agua, debido a un aumento en el nivel del mar entre los años 6.500 y 6.200 antes de Cristo. Ahora, el análisis de los campos magnéticos podría aportar datos trascendentes sobre sus características y sobre la forma de vida de sus antiguos pobladores

Diversos estudios geológicos previos han sugerido que Doggerland, cuando era una enorme extensión de tierra seca, se extendía desde la costa este británica y frente a la actual costa de los Países Bajos hasta las costas occidentales de Alemania y Dinamarca. 

Un misterio bajo el Mar del Norte

Llamada la “Atlántida europea”, en referencia a la mítica isla sumergida o continente perdido mencionado en textos del filósofo griego Platón, Doggerland era un área de 185.000 kilómetros cuadrados que conectaba Europa continental con Gran Bretaña, pero que actualmente está cubierta por el Mar del Norte. 

Doggerland fue una región extremadamente rica en recursos y con un gran dinamismo ecológico sobre el final de la última Edad de hielo, aproximadamente a partir del año 20.000 antes de Cristo hasta alrededor del año 6.500 de la misma era, cuando quedó sumergida bajo el agua por un importante incremento en el nivel del mar, motivado por profundos cambios climáticos.

Los investigadores británicos creen que la búsqueda de anomalías en los campos magnéticos, mediante el análisis de datos de magnetometría, podría indicar la presencia de características arqueológicas sin excavación. La magnetometría es un método geofísico que estudia la influencia del campo magnético de la Tierra, para descubrir las variaciones magnéticas causadas por diversos elementos situados en la corteza terrestre, bajo la superficie o en áreas submarinas, como en este caso. 

“Pequeños cambios en el campo magnético pueden indicar variaciones en el paisaje, como áreas de formación de turba y sedimentos, o donde se ha producido erosión, por ejemplo, en los canales de los ríos”, indicó en una nota de prensa el investigador Ben Urmston, uno de los científicos responsables del estudio. 

La vida de las comunidades prehistóricas

Considerando que el área que se estudia se encontraba previamente sobre el nivel del mar, es posible que el análisis incluso pueda revelar evidencia de actividad de comunidades de cazadores-recolectores, que habitaban la zona durante los períodos Paleolítico y Mesolítico. “También podríamos descubrir huesos de animales, conchas de moluscos y otros materiales biológicos, que pueden decirnos mucho sobre cómo vivía la gente en Doggerland”, agregó Urmston.

Aunque los investigadores están colaborando con las firmas que desarrollan proyectos eólicos en la región, el rápido avance de estas iniciativas ligadas al campo de las energías alternativas podría poner en peligro el acceso al patrimonio arqueológico marino, sepultando para siempre en el pasado el legado de Doggerland.

A pesar de esto, los científicos son optimistas en esta carrera contra el tiempo: “si detectamos características que podrían indicar la presencia de algún tipo de restos biológicos, por ejemplo, podríamos apuntar a esa área y tomar una muestra del lecho marino. Luego podemos enviar la materia orgánica para la datación por carbono, estableciendo fechas precisas sobre su origen”, destacó Urmston en el mismo comunicado.

Vale destacar que el Grupo de Investigación de Paisajes Sumergidos, perteneciente a la Facultad de Ciencias Arqueológicas y Forenses de la Universidad de Bradford, ha explorado previamente Doggerland a través de una combinación de mapeo sísmico, el estudio de sedimentos y el conocimiento actual del comportamiento prehistórico.