Neurociencias

Desvelan cómo una red cerebral potencia la generosidad

Las decisiones sociales no solo están influenciadas por la educación o la cultura, sino que también están fuertemente ancladas en el cerebro

Desvelan el papel de la amígdala basolateral en los procesos sociales y la gestión de la generosidad.

Desvelan el papel de la amígdala basolateral en los procesos sociales y la gestión de la generosidad. / Créditos: Imagen generada por IA, HHU/Paul Schwaderer/Midjourney.

Pablo Javier Piacente / T21

Los científicos han establecido que la amígdala basolateral, una parte del sistema límbico, juega un papel importante en la regulación de la generosidad en el cerebro. En su estudio, los investigadores describen que esta región calibra el comportamiento social.

Un grupo de investigación encabezado por el Dr. Tobias Kalenscher, de la Heinrich Heine University (HHU), en Alemania, ha descubierto que la llamada amígdala basolateral calibra el comportamiento social. Así lo establecen en un estudio publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

La generosidad, ese rasgo tan intrínsecamente humano que nos conecta y nos permite cooperar, es también el resultado de procesos neurobiológicos complejos. Según una nota de prensa, los científicos de la HHU han puesto en evidencia que el cerebro no actúa al azar al tomar decisiones altruistas: existe un entramado de circuitos y mecanismos especializados que se integran y, en última instancia, regulan nuestros comportamientos "generosos" o prosociales.

Estos hallazgos se enmarcan en un creciente cuerpo de evidencias dentro de las neurociencias que muestran el impacto de diferentes redes neuronales en la toma de decisiones, obtenidas mediante la combinación de imágenes cerebrales y modelos computacionales para comprender cómo se originan nuestras conductas sociales.

Mecanismos y regiones implicadas

Entre los resultados más destacados del estudio se encuentra la identificación de áreas cerebrales clave, como el cortex prefrontal medial o la corteza cingulada y, en concreto, la amígdala basolateral, que participan activamente cuando se evalúa la importancia de compartir recursos con otros. La actividad en estas zonas sugiere que la generosidad está fuertemente relacionada con el proceso de valoración, en el que se sopesan los beneficios y costes inherentes a actuar de forma altruista. 

Además, se observó que el sistema de recompensa, regulado en gran parte por neurotransmisores como la dopamina, refuerza la toma de decisiones sociales positivas. Este circuito, tradicionalmente asociado con sensaciones placenteras, se activa en situaciones donde se produce una redistribución o ayuda desinteresada, evidenciando que ser "generoso" puede ser intrínsecamente gratificante a nivel neural.

Los investigadores también emplearon modelos computacionales avanzados para analizar la manera en la que el cerebro integra la información social y emocional durante la evaluación de escenarios en los que se debe decidir si compartir o no con otras personas. Dichos modelos han permitido predecir, en parte, la propensión de un individuo a comportarse de manera generosa, considerando factores como el pasado personal y la expectativa de reciprocidad. 

Referencia

Steeper social discounting after human basolateral amygdala damage. Tobias Kalenscher et al. PNAS (2025). DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.2500692122

Un paso adelante para entender cómo el cerebro regula el comportamiento social

Vale destacar que esta aproximación multidisciplinaria abre nuevas vías para comprender fenómenos complejos como la empatía y la solidaridad, pilares fundamentales en la cohesión social. Los descubrimientos no solo amplían el conocimiento sobre los fundamentos biológicos de la generosidad, sino que también plantean preguntas relevantes en ámbitos tan variados como la ética, la economía y la educación. 

Comprender cómo el cerebro regula comportamientos altruistas abre la posibilidad de diseñar estrategias y programas que potencien actitudes cooperativas en diferentes contextos sociales y educativos. En estudios futuros, los investigadores buscarán explorar si la modificación de la actividad en determinadas áreas cerebrales a través de intervenciones neuromodulatorias o prácticas de entrenamiento cognitivo contribuyen a fortalecer la predisposición al altruismo.

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