Peñíscola, al Norte de la Comunitat Valenciana, es una villa marinera ubicada en un punto privilegiado del Mediterráneo. De sus 79 km2 de extensión del municipio, 17 discurren paralelos al litoral y se reparten equitativamente entre las superficies forestales y los cultivos mediterráneos, entre los que no faltan el naranjo, el olivo y el almendro.
La ciudadela antigua está coronada por la que fuera morada del Papa Luna, también conocido como Benedicto XIII. Este Castillo Pontificio del s. XIV convierte a la localidad en una de las tres sedes pontificias del mundo, junto a Roma y Avignon.
El casco antiguo se erige sobre el mar en un imponente peñón y está unido al continente por un cordón de arena que, tiempo atrás, era barrido por las olas durante los temporales, transformando a la ciudad en una isla efímera.
Playas de ensueño
Las aguas cálidas en verano y otoño se reparten entre playas y calas. Al norte cuenta con una extensa playa de fina arena, con casi siete kilómetros de longitud, y al sur con un enorme arenal de más de medio millón de metros cuadrados y hermosas calas flanqueadas por abruptos acantilados, con doce kilómetros de costa virgen.
Peñíscola ofrece una increíble oferta de patrimonio cultural, arquitectónico y natural que hacen de este destino un lugar sin igual en pleno Mediterráneo.
Entre los atractivos de la Ciudad en el Mar se encuentra la gastronomía, que está estrechamente ligada a la tradición y actividad pesquera del municipio. Además, Peñíscola cuenta con un amplio abanico de actividades culturales que forman parte de la oferta complementaria del destino turístico, eminentemente familiar.
Con un clima delicioso, este municipio mediterráneo es un rincón mágico para visitar en cualquier época del año, con una luz y un magnetismo que ha convencido a artistas, fotógrafos e, incluso, a cineastas, que han hecho de la Ciudad en el Mar una ciudad de cine.
Una ciudad de cine para unas vacaciones de película
Peñíscola es un plató natural que ha acogido grandes producciones audiovisuales. Su inconfundible silueta tallada en piedra que se eleva como una casi isla sobre el agua, sus empedradas calles y la muralla fortificada de su ciudad antigua repleta de casas blancas encaladas, la han llevado a formar parte de una de las agrupaciones de municipios más selectivas y exclusivas a nivel nacional, la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España.
Peñíscola cuenta con un encanto que conquista a los amantes de las artes. Su luz, sus singulares rincones y su excelente estado de conservación patrimonial y arquitectónico han sabido atrapar la mirada cineasta desde hace ya muchas décadas.
El Cid, de Charlton Heston, y Berlanga en el siglo pasado, llevaron la belleza y singularidad de las playas y el casco histórico de Peñíscola a la gran pantalla, dos hitos que reforzaron la elección de Peñíscola como ciudad plató por muchos otros directores durante las décadas setenta y ochenta.
En los últimos años, las cámaras de cine y televisión han vuelto a enamorarse de la ciudad, que ha atraído a producciones como la internacional y galardonada serie Juego de Tronos hasta este pueblo marinero en pleno Mediterráneo.
Conocer los encantos que lo han hecho posible es sencillo mientras se callejea por la Ciudad Antigua amurallada en la que se han identificado las localizaciones más emblemáticas elegidas por películas y series para sus rodajes. Esta ruta puede realizarse sin perder detalle gracias a la señalización que identifica cada lugar con la singularidad del recurso turístico, su historia y la serie o película rodada ahí, con imágenes de los propios actores en ese mismo enclave y el montaje de decorados.
La ruta Peñíscola de Cine posibilita conocer, detalladamente, las anécdotas de los distintos rodajes, entre los que destaca el de Juego de Tronos, El Cid, Calabuch de Berlanga, el Chiringuito de Pepe o el Ministerio del Tiempo, serie que también ha elegido Peñíscola para el rodaje de algunos de sus exteriores.
