Alicante cuenta con una gran cantidad de playas que suponen uno de sus principales atractivos turísticos. Año tras año reciben el reconocimiento de la Unión Europea con Banderas Azules que les confieren un merecido prestigio internacional, considerándose de las mejores playas del litoral mediterráneo.

La playa de San Juan, las diferentes calas del Cabo de la Huerta, la playa de la Almadraba, playa La Albufereta, playa del Postiguet y la playa de Saladares-Urbanova configuran una oferta de sol y arena para todos los gustos y necesidades.

Además, desde junio del 2016, la playa Aguamarga está adaptada para perros, lo que permite que los amantes de mascotas puedan disfrutar de un día de playa acompañados de sus peludos animales.

Playa de San Juan, una de las más emblemáticas de Alicante. Álex Domínguez

Dentro del ocio y deporte náutico, Alicante es un destino ideal para alquilar embarcaciones o de motos acuáticas y para la práctica de deportes náuticos durante todo este verano como son la vela, el buceo, el submarinismo, el surf, el windsurf, la pesca deportiva o el esquí acuático.

Vista panorámica del puerto alicantino. ED

La Isla de Tabarca

Tabarca es la única isla habitada de la Comunitat Valenciana y se encuentra frente a la ciudad de Alicante, a 11 millas náuticas y cerca del cabo de Santa Pola.

En realidad, más que de una isla, se trata de un pequeño archipiélago compuesto, además de Tabarca, por los islotes La Cantera, La Galera y la Nao.

Posee una longitud aproximada de 1.800 metros y una anchura máxima de unos 400 metros.

Una vez en la isla, los visitantes pueden disfrutar de calas y playas de aguas transparentes y de un pintoresco puerto marinero, con una excelente oferta de restauración, con la posibilidad de degustar el tradicional caldero, el plato típico de la isla.

El visitante puede alojarse en la propia isla debido a la apertura de establecimientos de alojamiento en los últimos años.

Isla de Tabarca. ED

Sus costas albergaron en el pasado un refugio de piratas berberiscos. En el siglo XVIII, Carlos III ordenó fortificar y levantar en ella un pueblo en el que alojar a varias familias de pescadores de Génova que estaban cautivos en la ciudad tunecina de Tabarka.

Las murallas que rodean su núcleo urbano han sido declaradas Conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural.