Enclavada en una colina, Altea se caracteriza por su línea de costa repleta de pequeñas casas blancas, calles estrechas empedradas que van a parar al mar y por la cúpula azulada de su principal iglesia, visibles desde muchos puntos de los alrededores.

Cuando a una ciudad se la conoce con nombres tan imponentes como la Cúpula del Mediterráneo, la Perla de la Costa Blanca o la Villa Blanca, está claro que tiene algo especial.

Y es que, Altea cuenta con rincones mágicos que trasladan al visitante a un ambiente bohemio donde se respira arte por todas partes.

Además, si hay algo por lo que es famoso este encantador pueblo costero es por sus calles de fachadas blancas y aceras de piedra. El visitante percibe su ambiente artístico en cuanto pisa su casco antiguo, declarado Bien de Interés Cultural.

Ubicado en el centro neurálgico del municipio se asienta el Casco Antiguo, un auténtico regalo para la vista que permite callejear por un circuito laberíntico lleno de historia y encanto.

Durante este recorrido encontrarás algunas plazas preciosas, como la plaça de l’Aigua o la plaza de la Cruz.

Subiendo a la zona más alta, llegarás a la Iglesia de la Señora del Consuelo, conocida como la Cúpula del Mediterráneo, uno de los puntos más característicos.

La plaza de la Iglesia es el corazón de Altea, un auténtico centro de ocio y de cultura, sobre todo en verano. En el casco antiguo también encontrarás diversos miradores en los que podrás observar panorámicas de ensueño y, dando un paseo, podrás visitar algunos de sus pintorescos comercios de artesanía.

Plaza de Altea, en Alicante.

Plaza de Altea, en Alicante. José Vicente Llopis

Por otro lado, el paseo marítimo tampoco tiene desperdicio. Podrás disfrutar de hermosas playas de cantos rodados, mucho más tranquilas que las de arena, en las que se pueden practicar todo tipo de deportes náuticos como nadar, navegar, pescar, snorkel, etc., y mucho más.

Además, esta localidad cuenta con diversos atractivos considerados Bien de Interés Cultural como el Portal Vell, la calle Salamanca, la Glorieta del maño, la calle Fondo, el Portal Nou, la plaza de Francesc Martínez i Martínez, la calle Santa Bárbara, la plaza de la Iglesia y la calle Cura Cremades.

Asimismo, el municipio cuenta con una oferta cultural muy variada, ya que se ha consolidado como capital cultural y artística de la Costa Blanca.

La magia de este pueblo con encanto de casas blancas, bañado por el azul del Mediterráneo, ha sido una fuente de inspiración para bohemios y artistas desde siempre. Ahora, también lo es para muchos estudiantes que optan por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Miguel Hernández en Altea.