Hablar de la historia de Aldaia es hablar también del abanico, cuya artesanía cuenta con una tradición centenaria en esta población de l’Horta Sud. Es por ello que la ciudad alberga el Museo del Palmito de Aldaia (MUPA), que ha sido reconocido como colección museográfica permanente de la Comunitat Valenciana, lo que supone su ingreso oficial en el sistema valenciano de museos.

Esta artesanía del abanico se basa en una fusión perfecta entre el arte y la técnica, que le ha valido a los artesanos aldaieros para especializarse desde hace ya más de 100 años en su confección con madera, nácar, hueso… a los que se da forma para crear unos abanicos de extrema delicadeza.

El MUPA está ubicado en la Casa de la Llotgeta, un edificio del siglo XVI situado delante de la iglesia de la Anunciación que fue propiedad de los condes de Nules y que es un ejemplo de la arquitectura civil de ese período, en la que destacan los arcos de la fachada.

Precisamente la iglesia de la Anunciación mencionada es otro de los monumentos a destacar de Aldaia. Este templo se construyó a finales del siglo XV, aunque cuenta con reformas, añadiduras y decoraciones posteriores –sobre todo del siglo XVIII, en estilo churrigueresco–. Pese a ello, estos detalles no consiguen ocultar los rasgos góticos del edificio original, especialmente en cuanto a las nervaduras de la nave principal.

También es digna de tener en cuenta la cisterna del municipio, una construcción del siglo XIV destinada al abastecimiento de aguas, que llegaban desde la acequia de Benáger. Tenía dos partes: las escaleras que conducían a la fuente donde se recogía el agua y el depósito donde se almacenaba. Se cerró definitivamente al uso en 1960. Se ubicaba antiguamente en la calle de la Pilota, aunque en la actualidad se encuentra integrada en el edificio del nuevo ayuntamiento.