A escasos 11 kilómetros del mismísimo centro de València, Paterna ofrece a sus visitantes un extraordinario atractivo turístico con múltiples posibilidades, como visitar sus notables monumentos y edificios de carácter histórico y sus centros culturales sin olvidar los bellos parajes naturales existentes en su término municipal.

Desde el año 2000, Paterna adquirió la categoría de Municipio de Interés Turístico y, por ello, se ha ido consolidando ya desde antes de esa fecha toda una infraestructura turística para las numerosas personas que visitan su ciudad.

El monumento más destacado de Paterna es, sin duda, la Torre de origen morisco, levantada sobre las antiguas cuevas que todavía hoy son habitadas como viviendas. El Palacio de los Condes de la Villa de Paterna es otro de los conjuntos destacados. Data del s. XVIII y combina los estilos renacentista y barroco. Su estado actual de conservación es bueno. La Iglesia Parroquial de San Pedro (s.XIII), y las Iglesias de la Virgen de los Desamparados y de Santa Rita completan el conjunto monumental de Paterna. Se puede visitar también el Museo de la Cerámica y el Museo de Ciencias Naturales.

La Torre de Paterna, que en sus orígenes formaba parte del sistema defensivo del reino de Valencia, consta de tres plantas que se completan con una terraza. En la planta baja, sin acceso a los pisos superiores se encontraba un depósito de agua. El primer piso de la planta cuadrada está cubierto con una bóveda octogonal. En este primer piso también se encuentra la entrada y la escalera por la cual se accede a la altura superior. En la parte superior se ubica una terraza de casi cuatro metros de diámetro.

La estructura, de forma troncónica, consigue una altura aproximada de 19,50 metros. Fue restaurada en 1967 y recibió la calificación de Monumento Historico Artístico de interés local en 1971 junto con las cuevas.

Estas cuevas consisten en un tipo de vivienda excavada sobre un terreno con especiales características geológicas y situadas en núcleos de transición entre la huerta y el secano, que fueron introducidas en la Península por los moriscos. Su ocupación empezó a crecer considerablemente durante la crisis del Antiguo Régimen y en 1824 ya aparecen 30 cuevas censadas y hasta llegar a un máximo de 495 en 1950, momento en que empezaron a abandonarse o a destruirse hasta 1971.

Estas cavidades excavadas directamente sobre el terreno, mantienen temperaturas agradables en invierno y verano. Actualmente se pueden visitar ocho de ellas en el Espacio Cultural Cuevas del Batà y en las cuevas de los talleres artesanales, que forman parte del gran proyecto de la ciudad de los oficios perdidos.

Un pulmón verde

Pese a encontrarse en plena área metropolitana, Paterna también es sinónimo de espacios naturales. Las amplias zonas montañosas y boscosas que discurren paralelamente al río Turia, especialmente en la zona de la Canyada, conforman un hábitat de extraordinaria calidad no sólo para disfrutar del agreste paisaje que se presenta sino por la trascendencia que posee para la conservación del entorno.

Entre ellas se encuentra La Vallesa, declarado espacio natural protegido y que forma parte del Parque Natural del Turia. Con más de seis hectáreas, esta maravillosa extensión alberga una abundante población de pinos y matorrales típicos de los bosques mediterráneos como tomillo, romero, carrasca o aliaga. El aroma de la frondosidad, la vista de un paisaje tan grato, la respiración de aire puro y la tranquilidad, suponen todo un placer para nuestros sentidos.

También cabe destacar la Lloma de Betxí, un poblado de la Edad del Bronce situado en el paraje de la Vallesa de Mandor y datado entre el 1800 y el 1300 a.C, conserva los restos de una gran edificación con tres habitaciones.