Un municipio típicamente mediterráneo, con una ubicación privilegiada junto a la costa, un clima benigno y una playa de fina arena, apacible, tranquila y con todos los servicios. Todo ello lo convierten a Daimús en un destino ideal para un turismo de descanso y para familias, en comparación con otras playas de la zona.
La gran mayoría de la población reside en el núcleo urbano de Daimús, compuesto por los barrios del Casco Antiguo, Camino al Mar, Playa, los pedregales, La Mingol, Las Casitas y las Marinas. Cabe destacar que, durante el período estival, su población aumenta considerablemente y llega a alcanzar, aproximadamente, los 20.000 habitantes en el mes de agosto.
El circo montañoso que abraza la zona ejerce un efecto climatológico importante y, asociado a un régimen de lluvias que supera los 750 litros anuales, protege al valle de heladas y otras inclemencias. La temperatura media anual es superior a los 19 ºC.
Pasado árabe
Daimús, topónimo de procedencia árabe, era uno de los territorios que dependía del castillo de Bairén. En la época romana, se fueron estableciendo en las zonas ligeramente elevadas, que sobresalían de los planes y marjales que formaban el paisaje. Se trata de una serie de villas rústicas los restos de las cuales, casi totalmente destruidos por las plantaciones de viñedos primero y de cítricos después, van surgiendo en cuanto se profundiza algo en el suelo.
El poblamiento romano tuvo que iniciarse en el siglo I de nuestra era, como parece indicar el hallazgo de un denario de plata de la familia acilo, del año 54 a. C., junto con un as de bronce de Domiciano del año 82 de la era, y perduró, sin duda, hasta tiempos musulmanes, enlazando ya con los tiempos históricos.
Restos romanos
Se conservan algunos restos de la época romana como el yacimiento del Huerto del Conde y el sepulcro de Baebia Quieta, verdaderos tesoros y reliquias del municipio. En el caso del sepulcro, se trataba de un terreno citrícola en cuya superficie se encontraron restos romanos. Algunas hipótesis apuntan a que era la ciudad de Artemision. En 1506 aparecieron bajo una piedra cabezas de mármol, una de hombre y otra de mujer, además de dos lápidas romanas, una de ellas en una torre antigua y la otra en un sepulcro con forma de torre.
