El río Turia es el origen y la esencia de la ciudad de València. Tanto es así que la reconversión de su viejo cauce en uno de los parques naturales urbanos más grandes de toda España, e incluso Europa, se erige como un eje idóneo para recorrer la capital de la Comunitat Valenciana sin perder ningún detalle de sus numerosísimos activos que la convierten en una de las ciudades más atractivas de todo el país, tanto por su clima como por su patrimonio cultural y monumental, su gastronomía y sus posibilidades de ocio.

Los más de nueve kilómetros de espacio verde del Jardín del Turia suponen no solo un auténtico pulmón para la ciudad y su área metropolitana, sino también un conjunto de enclaves y rincones idóneos para el visitante. Desde el parque de Cabecera hasta la Ciutat de les Arts i les Ciències, los amantes del deporte pueden disfrutar de los senderos y rutas dedicados a corredores y cicloturistas, que permiten descubrir los 18 puentes que cruzan el río y que son una evidente muestra de la huella que ha dejado la historia en el cap i casal. Estos pasos reflejan diferentes épocas y estilos arquitectónicos que van desde el puente de San José (s. XVII) hata los de Serranos (s. XVI), la Trinidad (s. XV), del Real (s. XVI) o del Mar (s. XVI), así como otros más recientes como el puente de la Exposición, el del 9 d’Octubre, el de las Flores, el de l’Assut de l’Or, el de las Artes o el del Ángel Custodio.

En la margen derecha del río se ubica el casco histórico de la ciudad. Las Torres de Serranos, puerta de la antigua muralla que abrazaba València y hoy mirador privilegiado del centro histórico y los jardines, dan la bienvenida al visitante a un centro de la urbe que poco o nada tiene que envidiar al de las principales ciudades del continente.

 

El Carmen, la catedral…

A espaldas de las Torres de Serranos se encuentra el emblemático barrio del Carmen, en el distrito de Ciutat Vella, que supone, a efectos práctivos, el centro histórico de València. Junto a las de Serranos, las otras grandes torres de la ciudad, las Torres de Quart, se convierten en los monumentos que todavía se conservan de la fortificación de murallas que antiguamente protegía la ciudad. Tras sus puertas el visitante se sumerge en un laberinto de callejones empedrados con infinidad de rincones y secretos por descubrir como el portal de la Valldigna, la centenaria plaza del Árbol o la diminuta Casa de los Gatos.

Entre los distintos monumentos que se pueden encontrar en València destaca su Catedral, que alberga el Santo Cáliz, una de las obras pictóricas más importantes del primer Renacimiento Español, lienzos de Maella y Goya o las pinturas sobre tabla de Juan de Juanes, entre otros. Construida sobre un antiguo templo romano que posteriormente fue mezquita, el estilo arquitectónico predominante en la Catedral es el gótico, si bien también conserva numerosos elementos propios del románico y del barroco.

Entre los tesoros que guarda la Catedral de València está el Santo Cáliz, del que la documentación hallada y los estudios arqueológicos llevan a pensar que es el mismo que utilizó Jesús en la última cena. Otras joyas de la Catedral son los frescos renacentistas del Altar Mayor -redescubiertos hace una década al retirar la bóveda barroca que los cubría- o las puertas de los Apóstoles, de los Hierros y del Palau, además de, por supuesto, la torre del Miguelete, desde la que se pueden vislumbrar algunas de las mejores vistas panorámicas de la ciudad tras subir sus 207 escalones. Y para los más curiosos… conviene descubrir la historia de la Virgen del Buen Parto.

En el mismo entorno, la iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, recientemente restaurada, ha sacado a la luz una muestra pictórica que los expertos han denominado como la «Capilla Sixtina» valenciana en la que es una de las primeras doce parroquias cristianas de la ciudad de València tras la reconquista de Jaume I en 1238.

La torre del Miguelete. ED

Más alejada del río está la Estación del Norte, el gran núcleo de entrada por ferrocarril a la ciudad. Proyectada por el arquitecto valenciano Demetrio Ribes en 1906 e inaugurada en 1917, constituye uno de los edificios más representativos de la arquitectura civil modernista y es punto de referencia monumental y representativo de València.

Por su parte, también en el centro histórico se encuentra la Lonja, declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, uno de los edificios más característicos de la capital del Turia y de los más relevantes del gótico civil de toda Europa.

Enfrente de la Lonja se encuentra el Mercado Central, punto clave para los amantes de la gastronomía. Un paseo por sus paradas permite disfrutar de los productos frescos que allí se exponen y venden… de su olor, su color, sabor… Se trata de una gigantesca despensa de arquitectura modernista -el mayor mercado de productos frescos de Europa- que contiene en su interior el sabor y los olores de la huerta y del litoral Mediterráneo.

Y para seguir disfrutando de la gastronomía valenciana, el visitante también puede gozar de ella en otros lugares del mismo centro de la ciudad, como son el mercado de Mossén Sorell, la plaza del Tossal o el mercado de Colón, además de en otros puntos de la urbe como la franja marítima. Asimismo, numerosos restaurantes se distribuyen por toda la ciudad para hacer las delicias de los paladares de la ciudadanía local y los turistas, al margen de la conocida pedanía del Palmar -en el Parc Natural de l’Albufera-, reconocidísima por su valor gastronómico con espectaculares paellas y otras especialidades como el esgarraet o el all i pebre.

 

Ciutat de les Ciències

La Ciutat de les Arts i les Ciències. ED

Ya en el tramo final del Jardín de Turia yace uno de los mayores iconos de València: la Ciutat de les Arts i les Ciències. Este complejo de ocio científico y cultural se convierte en el lugar idóneo para el turismo familiar. Allí, los visitantes pueden disfrutar de las proyecciones en cine digital 3D del Hemisfèric; las exposiciones sobre ciencia y tecnología del Museu de les Ciències; la programación de ópera, conciertos, zarzuela o ballet del Palau de les Arts Reina Sofía; o los más de 17.000 metros cuadrados de jardín del Umbracle.

Mención aparte dentro de la propia Ciutat de les Arts i les Ciències merece el Oceanogràfic, el mayor acuario de Europa, con capacidad para albergar a 45.000 seres vivos de 500 especies diferentes. En él, se representan los principales ecosistemas marinos del planeta con una vocación científica, lúdica y educativa que consigue acercar el mundo marino a toda la población y sensibilizarla sobre la protección de su fauna y flora, sirviendo, además, como plataforma para la investigación científica.

Para los amantes de la fauna animal también se encuentra el Bioparc, en el polo opuesto del Jardín del Turia, junto al parque de Cabecera. Allí los visitantes pueden descubrir un pedazo de África en València con los animales de este continente repartidos en diferentes hábitats que recrean sus condiciones de vida salvaje.

Al recorrido por el viejo cauce del Turia se suman numerosas oportunidades más en València: desde sus 7 kilómetros de playas que van desde las urbanas de la Malva-rosa y las Arenas, hasta la de mascotas de Pinedo, las más naturales del Saler, la Devesa y la Garrofera o la más familiar del Perellonet; hasta el paseo marítimo con sus múltiples ofertas de ocio y restauración. Desde el Parc Natural de l’Albufera, con un entorno natural idóneo para relajarse con una bella puesta de sol en mitad de la naturaleza; hasta una visita a uno de los numerosos museos que exponen en la ciudad, que van desde el arte moderno del IVAM hasta el Museo de Bellas Artes, el Museo Nacional de Cerámica, el Museo Valenciano de la ilustración y la Modernidad (MuVIM), el Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC) o Bombas Gens. Y es que las posibilidades turísticas de València son infinitas.