Durante el verano, no solo las playas registran un lleno total, sino que alternativas saludables como la ruta del Camino de Santiago ofrecen una vía de escape para renovar el espíritu.

El origen de la Ruta Jacobea se remonta a principios de siglo IX, con el descubrimiento del sepulcro del apóstol Santiago en Compostela. El hallazgo se convirtió en un hito histórico, ya que el lugar es el destino de peregrinación que escogen millones de europeos durante la Edad Media. Tras una etapa de ligero olvido, el Camino retomó la importancia a finales del siglo XX gracias a que la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad.

Por ello, Beatriz Herrero y Lucía Marín son dos vecinas de Segorbe que se han convertido en peregrinas, desde el 1 hasta el 7 de agosto, para poder disfrutar de las peculiaridades del Camino de Santiago a través de la ruta primitiva, "conocer gente e intentar llegar a Santiago".

Pese a que las jóvenes de 21 años se prepararon físicamente desde el mes de abril, "abandonamos el Camino al terminar la etapa de Asturias porque el cansancio se acumulaba". Además, para dormir escogieron la alternativa de los albergues y, al pasar de Asturias a la etapa de Galicia, el camino que ellas escogieron se unía al francés, el cual era muy transitado. Como consecuencia, se exponían a no tener cama donde descansar, "ya que el dueño del último alojamiento en el que estuvimos preguntó al resto de albergues y lo tenían todo completo". No obstante, "la experiencia ha sido muy buena y el próximo verano acabaremos lo que nos queda", explica Beatriz.

LA BICICLETA, UNA ALTERNATIVA

Además del camino a pie, se presentan alternativas para la Ruta Jacobea, como ir en mountain bike o a caballo. Vicente Broch, Carlos Llop, Santiago Ramos y Vicente Mora, miembros de la Peña Morapio de Vila-real, se marcharon en el mes de junio hasta San Sebastián para comenzar el Camino del Norte. Equipados con chubasqueros y un GPS, este grupo realizó casi 60 kilómetros al día. Sufrieron resbalones y caídas, "debido a la lluvia, pero gracias al apoyo de otros peregrinos que están en tu misma situación, pues continúas", afirma Broch. Tras más de dos semanas a lo pedales, llegaron a Santiago y "lo que sientes es una satisfacción. Te pone los pelos de punta ver que después de tanto sacrificio has conseguido tu meta", cuenta Vicente Broch.

A QUIEN MADRUGA ...

Lo habitual es caminar de cinco a seis horas diarias para poder completar el Camino con éxito. De este modo, Laura Monfort, Clara y Rocío Esteller y Patricia López, vecinas de Burriana y Onda, se levantaban todos los días a las 5.00 horas para comenzar su andadura por tierras gallegas. "Lo mejor era caminar temprano porque evitábamos las horas de sol. Así, llegábamos a las 12 del mediodía y teníamos el día por delante para descansar", afirma Rocío.

Ellas escogieron la última etapa del camino francés, que comienza en Sarrià y durante la primera semana de agosto se involucraron de lleno en el mundo del peregrinaje, conviviendo y haciendo amistad con el resto de caminantes.