Benedicto XVI recibió ayer un regalo poco común. Al finalizar el rezo del Ángelus, un grupo de 45 mujeres ataviadas con trajes tradicionales japoneses, pertenecientes a la asociación Kimono cultura, le entregaron como presente un elegante quimono de seda negra (foto). El Papa abandonó su residencia de vacaciones en Castel Gandolfo para dirigir el rezo de los miércoles en el Vaticano.