El príncipe Guillermo se ha visto asociado a la controversia en Gran Bretaña sobre el consumo de alcohol entre los jóvenes. El futuro rey fue fotografiado con unos amigos, durante el pasado fin de semana, en una mesa repleta de botellas de un combinado a base de vodka. Apareció en todos los tabloides. El club La Barracuda de Newquay, con una dudosa reputación después de ser el escenario de una paliza mortal hace dos años, tenía el pasado sábado precios especiales de una libra por bebida, y el príncipe y sus acompañantes decidieron aprovechar la oferta. A altas horas de la madrugada y poco después de que Guillermo abandonara el bar, se desató una violenta pelea, en la que un chico de 19 años terminó con la cara destrozada. El joven necesitó 15 puntos de sutura en el rostro y en las manos.

Es este tipo de incidentes el que está dando pie a una campaña para subir el precio de las bebidas alcohólicas, demasiado baratas y excesivamente accesibles para los jóvenes británicos. Tanto Guillermo como su hermano, Enrique, han sido fotografiados en repetidas ocasiones abandonando bares y discotecas bajo los efectos de varias copas de más. Un portavoz de Clarence House, la residencia del príncipe de Gales, señaló que al nieto de Isabel II "no le gustó especialmente" el club.

El hijo mayor de Carlos de Inglaterra está recibiendo en estos momentos entrenamiento como piloto de la Royal Air Force, en North Yorkshire, pero se encontraba de permiso.