Primero abronca a su marido, Silvio Berlusconi, por sus escarceos amorosos, y ahora se declara sumisa "ángel moral del hogar". Verónica Lario (foto) no se aclara, y menos si hay elecciones a la vista. Un año después de exigir a su marido, en una carta en La Repubblica, que se disculpara por sus flirteos, vuelve al redil y detalla su manual de conducta decimonónica: "La mujer debe estar siempre dispuesta a dar una caricia o servir con gestos hogareños".