La británica Jade Goody, a la que lanzó a la fama su participación en el programa de televisión Gran Hermano y que convirtió su lucha contra el cáncer en un espectáculo de telerrealidad, falleció hoy a la edad de 27 años.A Goody se le diagnosticó en el 2008 un cáncer cervical mientras participaba en la versión india de Gran Hermano y la enfermedad se le extendió rápidamente al hígado y al intestino, por lo que los médicos la habían desahuciado.

Goody falleció en su domicilio junto al joven con el que se casó recientemente en una ceremonia cuyas imágenes se vendieron en exclusiva a una revista del corazón, y a sus dos hijos de cuatro y cinco años de un anterior matrimonio.

Durante sus últimos días en el hospital Royal Marsden, de Londres, Goody se hizo bautizar y cristianó también a sus dos hijos, a quienes dejó el dinero ganado gracias a la publicidad que rodeó su caso. "Mi hermosa hija descansa ya en paz", comentó su madre, Jacqiey Buden, después de que se diera a conocer su fallecimiento.

La lenta agonía de Jade Goody alimentó durante las últimas semanas a los tabloides e incluso a la prensa seria de este país, contagiada de ese fenómeno y que parecía no cansarse de publicar fotos de la joven con el cráneo calvo por culpa de la quimioterapia.

Goody, que quiso aprovechar hasta el máximo los pocos días que le quedaban de vida, según confesión propia, se casó el pasado 21 de febrero en un hotel del condado de Essex con Jack Tweed, un joven de 21 años que se encontraba en situación de libertad vigilada por agresión a un adolescente. Por intervención personal del ministerio del Interior, el juez le concedió un permiso especial para que no tuviera que regresar a su casa materna como todas las noches en cumplimiento de su condena y pudiera pasar esa noche junto a su recién desposada.

El enlace de Goody con Jack Tweed tuvo lugar en un hotel de la localidad de Hatfield Heath, en Hertfordshire, al que se prohibió el acceso a fotógrafos y periodistas, salvo los de la revista del corazón 'Ok! y la emisora de televisión Living TV, medios a los que la novia vendió la exclusiva de su boda por 1,1 millones de euros. La boda fue filmada como parte de un documental sobre la joven, que, según sus amigos, ayudará a concienciar a otras mujeres sobre la importancia de someterse a test capaces de diagnosticar ese tipo de cáncer.

Goody estipuló que el dinero obtenido con la exclusiva de su enlace y el bautismo propio y de sus hijos se destinase a la educación de sus hijos una vez que se quedasen huérfanos.

Antes de morir, Jade Goody dijo a quienes la rodeaban que deseaba que su funeral fuese una "celebración de su vida", como explicó su relaciones públicas, Max Clifford. "Quiere que sea una gran celebración porque será su adiós definitivo a todos, agregó Clifford, que la calificó como "la primera estrella mundial de la telerrealidad".