Hace un tiempo, los Globos de Oro se veían como la antesala de los premios Oscar. De seguir las cosas igual, Los descendientes, The artist, Meryl Streep y George Clooney tendrían muchos puntos para revalidar los premios que han alcanzado, solo que, en el caso de The artist, sustituyendo el Globo de Oro a la mejor película comedia/musical por el mejor filme extranjero.

Pero el asunto ya no es el mismo, florituras perversas de Ricky Gervais al frente de la gala al margen. Los Globos de Oro han ido adquiriendo una independencia en relación a los galardones del tío Oscar, pero de todos modos hay algunos años en que las coincidencias son naturales. Nadie se extrañará si Meryl Streep gana también el Oscar por ser en pantalla Margaret Thatcher o si Clooney se lo lleva por su interpretación en Los descendientes. Y siguiendo en esta línea, la cinta realizada por Alexander Payne también tendría más de un número y dos para hacerse con el Oscar a la mejor película.

Su Globo de Oro en el registro dramático es absolutamente lógico aún a falta de ver títulos como La invención de Hugo y Caballo de batalla. Desde hace años, Payne destila un estilo insobornablemente personal de combinar drama y comedia para relatar historias de patina trágica envueltas en un halo de distendida comedia. Los descendientes es un filme severo, encomiable en todos sus matices (que son muchos), sobre el vacío y una doble incomunicación, la de Clooney con su hija adolescente y la de Clooney con su esposa en estado de coma. Y una historia de estas características, sobre enfrentamientos generacionales, engaños, desengaños y el perdón generoso, epicentro del relato, está filmada con una pausa y una tensión al mismo tiempo que no puede dejar indiferente a nadie.

Con todo, la gran ganadora del evento es sin duda alguna The artist, película francesa sobre el paso del cine mudo al sonoro en el Hollywood de los años 20, que debería llevar a más de una reflexión. ¿Cómo puede ser que triunfe una película de estas características, por resultona que sea, cuando el modelo que copia u homenajea, es decir, el cine mudo, parece que no interesa a nadie e incluso en algunos medios les da por cuestionar el estudio del mismo? ¿Supondrá el éxito de The artist la posibilidad de que vuelvan a las pantallas películas de Chaplin, Vidor, Lang o Murnau, sin las cuales no existiría de ninguna manera una pelula que hace del manierismo su bien más preciado? Y finalmente, ¿es una película muda y en blanco y negro rodada en el 2010 el colmo de la modernidad cinematográfica de esta nueva década? Cuando gané un Oscar, que está encarrilada para lograrlo, volveremos sobre el tema.

Otra consideración. ¿Puede verse el filme de Spielberg sobre Tintín como una película animada, al menos en el mismo sentido que se le otorga el concepto de animación a El gato con botas, Cars 2, Rango y Arthur Christmas, los rivales a los que ha ganado en esta categoría? El sistema empleado en Las aventuras de Tintín: el secreto del unicornio y en filmes anteriores de Robert Zemeckis puede considerarse un término medio entre la animación tradicional y la imagen real, así que convendrá inventarse una nueva categoría.

La iraní A Separation, de Asghar Farhadi, se hizo con el Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa, categoría en la que competía con la española La piel que habito”, de Pedro Almodóvar.

“Cuando subía al escenario pensaba qué decir, tal vez algo sobre mis padres, mi esposa, mis hijas, mis amigos o mi maravilloso equipo... pero prefiero decir algo sobre mi país: son personas estupendas”, declaró Farhadi.

En cuanto al aparato televisivo, un detalle para Laura Dern, que ya no encuentra papeles cinematográficos a su medida (salvo con su amigo David Lynch) y se reinventa en la televisión (mejor actriz en serie cómica por Iluminada), y para Kate Winslet, que ha logrado uno de sus mejores trabajos con la versión en miniserie de Mildred Pierce a cargo de Todd Haynes. 66 años antes, Joan Crawford logró el Oscar por su interpretación del mismo personaje en Alma en suplicio. Apuesta ganadora. H