Pasearon su amor y desamor por París y por los jardines Majorelle de Marrakech y en esos dos lugares estará finalmente su legado. La maison parisina de Yves Saint Laurent y su pareja durante años y socio siempre Pierre Bergé y un edificio de nueva planta en la ciudad marroquí acogerán sendos museos dedicados a la figura que grabó para la historia de la moda su nombre con tres iniciales YSL y que falleció en el 2008. Ambos abrirán al mismo tiempo, en otoño del año que viene.

Plenamente consciente de su talento innato, en 1963, dos años después de crear su propia firma, el joven Yves Saint Laurent empezó a conservar sus bocetos y sus creaciones con la idea de abrir algún día un museo. Todas las piezas históricas están almacenadas en el palacete de estilo segundo imperio del número 5 de la avenida Marceau de París, la histórica sede de la casa de moda francesa y, desde el 2004, sede de la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent.

OBRAS EN LA HISTÓRICA SEDE / Se están haciendo obras en su interior para poder mostrar al público el despacho, que está como él lo dejó, el salón donde citaba a las clientas para ofrecer pequeños pases privados y también los talleres, donde se conservan incluso los patrones de los vestidos que le hizo a su musa Catherine Deneuve. Todo a mayor gloria de uno de los mayores creadores del siglo XX. Ese chico introvertido que, partiendo de los códigos masculinos, quiso vestir a una mujer segura, audaz y poderosa.

El futuro museo parisino ha acumulado durante casi 30 años, de 1974 al 2002, las creaciones de Yves Saint Laurent. El objetivo es presentar esa riqueza patrimonial a través de exposiciones que se renovarán periódicamente. Para apreciar los pormenores del proceso creativo, el recorrido incluirá la visita de los antiguos salones de alta costura y el estudio de creación del modisto, que ahora solo se puede ver con reserva previa.

Allí están el famoso vestido Mondrian de 1965, el primer esmoquin, realizado por YSL un año después o las grandes colecciones, como la de 1971 inspirada por Paloma Picasso. También los que creó para el teatro y el cine, como los trajes de El águila de dos cabezas de Jean Cocteau o el glamuroso vestido de strass de Sylvie Vartan o los que llevó Catherine Deneuve en Belle de jour.

Pierre Bergé, empresario, mecenas, confidente y pareja del modisto durante 40 años, recuerda que cuando Yves Saint Laurent descubrió Marrakech en 1966 fue tal la impresión que decidió de inmediato comprar una casa. «Es completamente natural que 50 años después se construya un museo dedicado a su obra que, en los colores y las formas de los vestidos, le debe tanto a ese país», explica.

Cuatrocientos de los 4.000 metros cuadrados del museo marroquí estarán dedicados a la exposición permanente: 5.000 vestidos, 15.000 accesorios de alta costura, decenas de miles de dibujos, croquis y numerosas fotografías en una escenografía ideada por Christophe Martin. Se reservará un espacio de 150 metros cuadrados para exposiciones temporales y habrá un auditorio con 130 plazas, una librería y una biblioteca con 5.000 obras.

Los arquitectos franceses del estudio KO se han inspirado en una de las creaciones más emblemáticas del modisto nacido en Orán (Argelia) en 1936: el esmoquin femenino. La fachada estará revestirá de ladrillo liso y satinado en tierra cocida de la región y la decoración de muros y suelos se hará a base de fragmentos de piedras y ornamentos de color.

«Desde el exterior, el edificio aparece como un conjunto de cubos, vestidos de manera alegórica con un encaje de ladrillos, un motivo que recuerda la trama de un tejido. El interior, como si fuera el forro del traje, es radicalmente distinto: aterciopelado, liso y luminoso», señala el estudio de arquitectura. H