Al Sol de México, como se conoce al cantante Luis Miguel, lo busca la justicia. La jueza federal Virginia Phillips de Los Ángeles emitió el lunes una orden de arresto contra el cantante mexicano, que hoy cumple 47 años, por negarse en repetidas ocasiones a comparecer ante los tribunales estadounidenses por el caso que le enfrenta a su exrepresentante, el empresario tejano William Brockhaus. Este le reclama una indemnización de algo más de un millón de dólares, incluyendo los intereses y los honorarios de los abogados, por incumplimiento de contrato cuando ejercía como representante del músico entre los años 2013 y 2015.

Brockhaus ganó una demanda contra Luis Miguel de más de 1,4 millones de dólares en agosto pasado, pero nunca llegó a cobrar esa cantidad que le sigue reclamando. Según los documentos judiciales del caso, el pasado 24 de marzo el mismo tribunal advirtió al cantante de que si no se presentaba el lunes 17 de abril en la audiencia que estaba prevista en Los Ángeles se daría luz verde a las fuerzas de seguridad para que puedan detenerle.

La abogada de Brockhaus, Amy B. Messigian, ha explicado que la jueza ha firmado la orden de arresto contra Luis Miguel «por desacato». El pasado enero, la jueza Phillips ya ordenó embargar al cantante un coche de lujo de la marca Rolls Royce para hacer frente a los cargos judiciales en su contra. Lo curioso es que la semana pasada Luis Miguel apareció conduciendo ese mismo coche por una de las calles más exclusivas de Los Ángeles. Algo insólito, porque el divo jamás tocaba el volante. De copiloto iba con él una atractiva mujer.

Aunque las crónicas de sus accesos de divismo y sus espantadas le han acompañado toda su carrera, la caída en picado del cantante comenzó en el 2015. Los errores que cometió aquella temporada, con cancelaciones de conciertos por su lamentable estado, y varios incumplimiento de contratos, acabaron en demandas millonarias a las que tiene que hacer frente ahora.

El empresario William Brockhaus creó una firma solo para dedicarse a la representación del cantante, WB Music Management, y dirigió desde ahí sus negocios, finanzas y hasta sus giras hasta el 2014. En ese año, poco antes de la hecatombe y los desplantes del artista, su relación se cortó porque, según el exmánager, Luis Miguel no le pagó los honorarios.

Para demostrarlo, los abogados de Brockhaus han solicitado a la jueza el permiso para interrogar a Joe Madera, quien durante 25 años fuera la mano derecha de Luis Miguel. Madera controlaba todo lo que tenía que ver con los negocios del cantante: desde las ventas, el personal a su cargo, la gestión de sus propiedades y hasta las transacciones bancarias. Madera sí acudió el lunes ante la justicia.

Luis Miguel mantiene con su propia discográfica, Warner Music, con la que ha vendido más de 100 millones de discos, otro proceso por una deuda de casi cuatro millones de dólares. Y mantiene otro abierto de al menos siete millones con el cantante Alejandro Fernández por una gira que nunca llegó a producirse.