La misma Madonna que se reencarnó en Eva Perón para la historia del cine ha roto el silencio en el que estaba sumida desde la victoria de Donald Trump para clamar contra el proyecto de llevar su vida a la gran pantalla. «Nadie sabe lo que yo sé y lo que he visto. Solo yo puedo contar mi historia», ha anunciado la reina del pop desde su cuenta en Instagram. Y por si surgía alguna duda, acompaña el mensaje con una fotografía de sus tiempos pretéritos a Like a Virgin, a punto de convertirse en símbolo sexual.

La respuesta de la artista llega un día después de que desde los Estudios Universal se explicasen los planes para realizar un biopic no autorizado sobre los primeros años de Madonna en Nueva York. Tampoco existe una biografía escrita que cuente con la bendición de la artista. Ni sobre sus primeros días en el negocio de la música, cuando se convirtió en la efímera esposa del actor Sean Penn. Ya pocos se acuerdan.

EL USO DE LA MARCA

Universal ha encargado el proyecto a los productores Michael De Luca (dirigió la última gala de los Oscar, la de la pifia de Warren Beatty con la mejor película) y Brett Ratner. La guionista sobre la que pueden caer las iras de Madonna es Elyse Hollander (La red social y Cincuenta sobras de Grey). El trío empieza mal anunciando que el filme se titulará Blond Ambition, Ambición Rubia. Película biográfica no autorizada, título plagiado de la gira de la cantante en 1990.

A Elyse Hollander le toca revisar la mirada sobre aquella década de los 80, cuando la artista nacida en Bay City, Michigan, en 1958 como Louise Veronica Ciccone aterrizó en Nueva York dispuesta a comerse el mundo. Y se lo zampó, aunque no fue fácil. Lo escribió en un artículo publicado en la revista Harper’s Bazaar en el 2013. «Nueva York no fue como yo pensaba que sería. No me recibió con los brazos abiertos. El primer año me amenazaron con un arma. Me violaron en la azotea de un edificio donde fui arrastrada con un cuchillo en la espalda. Robaron en mi apartamento tres veces destrozándolo todo. No entiendo por qué, nunca tuve nada de valor».

Los biógrafos, no oficiales por supuesto, escarbaron sobre aquellos días de dolor y gloria de Madonna. De cuando vendía donuts en Times Square hasta que dio el salto con su primer trabajo discográfico con Sire Records. Ya entonces comprendió el valor de la contundencia de las palabras simples. Su primer elepé, por ejemplo, se llamó Madonna. The first Album. Viva la redundancia como fuerza del mensaje.

El grito de Madonna es nítido: cualquiera que construya el biopic que no sea ella es «un charlatán y un tonto». Y remata advirtiendo de que están «buscando una gratificación instantánea sin hacer el trabajo. Es un enfermedad en nuestra sociedad».

LARGO CULEBRÓN

Se anuncia culebrón entorno a la peli. Los estudios pasarán por encima de las declaraciones de la artista con el respaldo de la Black List 2016 de Hollywood, donde se ha elegido el guion de Blond Ambition como uno de los mejores para hacerse realidad. La Black List es una especie de criba para materializar proyectos cinematográficos con sabor a Oscar. Conocidas las posiciones de Universal y de la artista se augura una nueva batalla de la diva frente al gigante Hollywood. Ahora mismo nadie se atreve a abrir una quiniela con las candidatas que se atreverían a ser Madonna.