El K-pop frecuenta más la sección de sucesos que la de espectáculos. Dos de sus más egregios representantes han sido condenados este viernes a penas de cárcel por un conjunto de violaciones que revelan el clima de impunidad en una de las industrias más boyantes del país. El escándalo del club Burning Sun suma capítulos y arruina la impoluta imagen de algunos querubines engominados que habrían contentado a cualquier suegro.

Los condenados no son cualquiera. Jung Joon-Young, de 30 años, alcanzó la fama en un programa televisivo de talentos y se había labrado una reputación sólida como compositor. Jung violó a varias mujeres borrachas, las grabó sin su consentimiento y compartió el vídeo en un grupo de Kakao Talk (el equivalente coreano de Whatsapp). "No podemos ni imaginar el dolor que sintieron las víctimas cuando se enteraron de lo que había sucedido", ha remachado el juez tras condenarle a seis años de cárcel y a un curso de 80 horas sobre violencia sexual. Jung anunció en marzo su salida de los escenarios tras confesar que estaba detrás de las 11 grabaciones sexuales. "Me arrepiento profundamente de mi estupidez y desde ahora viviré arrepentido", ha aclarado.

UNA CULTURA TÓXICA

Choi Jong-hoon, de 30 años, había integrado el grupo superventas FT Island. De él dice el juez que "no sintió ningún remordimiento después de violar en grupo a mujeres intoxicadas". Ha sido condenado a cinco años y pasará por el mismo cursillo que Jung. La sentencia revela una cultura tóxica: "El chat que tenían demuestra que consideraban a las mujeres como objetos para su placer sexual y cometieron crímenes extremadamente serios". Tanto Jung como Choi han repetido que el sexo fue consentido.

Los escándalos no han sido extraños al gremio pero, vistos con perspectiva, aquellos porritos o anfetas o conducciones etílicas parecen hoy travesuras. Lo serio empezó meses atrás con la investigación del club Burning Sun, epicentro del famoseo en el elitista distrito de Gangnam. El consumo de drogas, los sobornos policiales e incluso el sistemático agasajo de empresarios extranjeros con prostitutas quedaron en un segundo plano cuando se examinó el ordenador y teléfono móvil de Seungri, benjamín de la celebérrima banda BIGBAND y accionista del club. Formaba parte de un grupo que intercambiaba grabaciones de relaciones sexuales sin el consentimiento de las mujeres. Seungri abandonó el negocio cinco minutos antes de que su compañía le despidiera y espera sentencia. Kwon Hyuk-jun, miembro de Girls Generations Yuri, fue condenado a cuatro años de cárcel.

DOS ÚLTIMAS MUERTES

El amontonamiento de condenas llega cuando el país aún no se ha recuperado de la pérdida de dos estrellas en menos de un mes en aparentes suicidios tras sucumbir a la presión de las redes. Sulli, un verso libre en un sector que los detesta, había solicitado medidas de protección contra el ciberacoso que la había hundido en la depresión y la ansiedad. Solo unas semanas después de su muerte fue encontrada sin vida su amiga íntima Goo Hara, actriz y cantante con antecedentes suicidas. El litigio con su exnovio, que la había amenazado con difundir vídeos sexuales, la devastó.