La ambulancia que debía llevar al agresor sexual convicto Harvey Weinstein el lunes al infame complejo carcelario neoyorquino de Rikers Island se quedó en el hospital Bellevue. Aquejado de hipertensión arterial y palpitaciones tras su condena, el productor de 67 años permanecía en el centro médico este martes, su primer día completo sin libertad, y no había información de cuándo será finalmente trasladado a Rikers, donde el juez James Burke aceptó que permanezca en el edificio de la enfermería, una de las ocho cárceles del complejo, hasta la vista para la sentencia el 11 de marzo.

Los problemas de salud de Weinstein van a formar parte de la primera apelación de su defensa, que antes de poner en marcha otros recursos va a intentar que su cliente pueda esperar la sentencia en su casa. El lunes, no obstante, los abogados del productor ya habían tratado de convencer a Burke, mencionando que tras una operación de espalda que “no tuvo éxito” está bajo cuidado de cinco médicos, tomando varios medicamentos y también “recibiendo inyecciones en los ojos para no quedarse ciego”, pero ninguno de los argumentos convenció al magistrado.

La condena en Nueva York ha creado algunos interrogantes sobre el otro caso penal que Weinstein tiene pendiente en Los Ángeles y aunque no hay calendario para ese proceso desde la oficina de la fiscalía del condado se ha asegurado que “definitivamente” siguen adelante. Weinstein enfrenta allí cuatro cargos, incluyendo violación forzada, que derivan de las acusaciones de una actriz italiana y de Lauren Young, una de las tres mujeres que testificaron en Nueva York para tratar de demostrar el patrón de “malos actos previos” de Weinstein. Las agresiones sucedieron, en 2013, en dos días consecutivos.