Kiko Rivera ha roto cualquier vínculo emocional con su madre, Isabel Pantoja, tras arremeter con toda la artillería contra ella el viernes por la noche en Tele 5. En la guerra sin cuartel desatada por la herencia del torero Paquirri, el hijo de la tonadillera y el matador fallecido en 1984 no se guardó ni una sola bala. Acusó a su madre de haberlo «engañado». «Me lleva robando 34 años, desde que yo tenía 2. No la voy a poder perdonar, definitivamente. Pase lo que pase. Es una persona cegada por el dinero», sentenció.

El popular pinchadiscos, que ya había arremetido contra su madre en una reciente entrevista en Lecturas , compareció el viernes en un programa especial presentado por Jorge Javier Vázquez titulado Cantora, la herencia envenenada para volver sobre el asunto de la herencia y responder a los últimos movimientos de Pantoja, ya que ¡Hola! había publicado el miércoles un comunicado de los abogados de la cantante en el que esta amenazaba con emprender acciones legales «para limpiar su nombre». También desmentía las acusaciones de su hijo de que había manipulado el patrimonio que legó Paquirri. El programa arrasó en audiencia (un astronómico 31,5% de cuota de pantalla) y desbancó a un valor tan seguro como La Voz (Antena 3), al que dejó en un mínimo histórico del 13,9%.

En la guerra entre madre e hijo hay una fecha trascendental, el pasado 2 de agosto. Ese día, Kiko Rivera vio que en la habitación de su padre en la finca Cantora (ubicada entre las localidades gaditanas de Barbate y Medina Sidonia) estaban muchas de sus pertenencias cuyo robo había sido denunciado tiempo atrás.

«Es un momento clave. La puerta estaba abierta por casualidad. Me quedé en estado de shock . Yo había entrado en varias ocasiones allí y no había nada», le dijo a Jorge Javier Vázquez. «Descubrí cosas de mi padre que mi madre me dijo que habían robado». Aseguró que informó de su hallazgo a sus hermanos de padre, Fran y Cayetano, y añadió: «Ahora entendéis cuál es el motivo por el que mi vida cambia a partir de ahora».

«No me puede dar una explicación lógica de esto, no existe», dijo. «Esto que está aquí es de una persona que está cegada por el dinero. Para ella está antes el dinero que sus propios hijos. Yo me he fiado de mi madre al cien por cien, yo creo he tenido complejo de Edipo, mi madre para mí ha sido lo más grande y todo lo que me ha dicho ha ido a misa, y de repente te pegas una hostia así».

Kiko Rivera, de 36 años (los mismos que tenía su padre cuando murió corneado por un toro en la cordobesa plaza de Pozoblanco), dejó claro lo que en su opinión tiene que hacer su madre: «Reconocer lo que ha hecho con mi patrimonio. Que diga públicamente que se va a sentar delante mío, con mis abogados, a explicarme esto. Depende de ella, porque yo voy a seguir buscando. Pero el problema interno va a seguir siempre, no tiene solución».

En medio de la intensidad emocional de la entrevista, el listón subió más con la llamada telefónica de su hermano Fran. «Sufro mucho por ti y no me gusta verte así», dijo, y añadió entre lágrimas: «Papá estaría orgulloso». Kiko explicó que también se sintió decepcionado cuando su madre se negó a vender Cantora para ayudarle a pagar una deuda con Hacienda en un momento en el que sufría adicción a las drogas. Pese a todo, aseguró que no desea llevar a su madre a los tribunales. Y cuando Jorge Javier Vázquez le preguntó si Isabel Pantoja se ha quedado sola, dijo: «Visto lo visto, la vida de mi madre es una gran mentira, que hasta ella misma se cree».

Ya entrada la madrugada, Kiko concluyó que los bienes no le importan tanto como «el dolor de un hijo al que su madre le ha engañado. La echo de menos, pero no tiene perdón de Dios». H