Tan solo hace una semana que trascendió que a Isabel Díaz Ayuso se le había roto el amor por Jairo Alonso, el estilista con el que ha compartido su vida y su vivienda desde el 2016 (aunque parece ser que la pareja se había deshecho un par de meses antes), tras divorciarse de su (misterioso) primer y único marido, pero la presidenta de la Comunidad de Madrid vuelve a ser noticia y portada. En este caso del número de febrero de la edición española de la revista Vanity Fair.

Vestida de Alexander McQueen por MyTheresa y salones de Mascaró, Ayuso responde a cuestiones de su vida pública, en la política, pero también a cuestiones privadas, como su relación con la prensa, su entonces pareja –la entrevista se realizó el 19 de diciembre– y sobre la maternidad. Para abrir boca, defiende a capa y espada que está en el lugar en el que quiere, que no se plantea el salto a la contienda nacional, y que no pretende ocupar su actual despacho más de ocho años.

Pero vamos por partes. Sobre su no muy buena relación con la prensa, la política, de 42 años, opina que ha tenido «muchísimas campañas de descrédito». Según ella, no ha sido aceptada «como político» desde que llegó a la primera línea y fue elegida para presidir la capital de España. «Han minusvalorado mi currículum. Siempre me intentan emparentar con alguien: que si soy hija política de Esperanza Aguirre, cuando no de Aznar, cuando no de Miguel Ángel Rodríguez. En realidad soy una mujer independiente y tengo mi criterio. Llevo las riendas de mi vida. Siempre», asegura la presidenta de la Comunidad de Madrid

Sobre lo que muchos han calificado como un fulgurante ascenso, Ayuso recuerda que no es ninguna advenediza, pues lleva 16 años dentro de la política. «Existe una nueva hornada de políticos. Pero creo que ha habido ascensos muchísimo más llamativos que el mío, como el del presidente del Gobierno, el vicepresidente o la ministra de Igualdad», señala.