Alejada de alimentos procesados o refinados y de su toxicidad, la alimentación macrobiótica se basa, principalmente, en el consumo de materias primas de calidad y de alimentos naturales y locales (productos kilómetro 0), entre los que priman los cereales integrales y las verduras del entorno y de temporada. Mucho más que una alimentación, a través del principio del equilibrio del Ying Yan, la alimentación macrobiótica se ha convertido en una auténtica filosofía de vida.

Es importante saber que la alimentación macrobiótica no es una simple dieta, se trata de un tipo de alimentación saludable con unos principios que, a través de una serie de alimentos, se consigue crear una armonía entre el cuerpo y la mente. Entre los alimentos que podemos encontrar en la macrobiótica, las semillas tienen un papel importante. La razón de esto se debe a que poseen innumerables beneficios para la salud y además se pueden utilizar fácilmente, tanto como condimento (por ejemplo, en ensaladas) como un ingrediente más en la elaboración de platos (por ejemplo, en panes o bollería).

A continuación te mostramos cuatro de las semillas más conocidas. Todas ellas se pueden encontrar en cualquier supermercado, son fáciles de incluir en la alimentación diaria y poseen grandes beneficios para la salud:

  • Semillas de calabaza. Es una de las más comunes, conocida por su alto contenido en fibra. Entre sus muchas propiedades, las semillas de calabaza son ricas en carbohidratos y aminoácidos, en Zinc y, haciendo referencia a la conexión que establece la alimentación macrobiótica entre cuerpo y mente, poseen triptófano, beneficioso para combatir la depresión. Este tipo de semillas son buenas para el funcionamiento del corazón y del sistema nervioso. Además de poder ser utilizadas en la cocina, algunos de los alimentos más conocidos que las poseen son la leche de semillas de calabaza y el aceite de semillas de calabaza.
  • Semillas de girasol. Porque las semillas de girasol son mucho más que un paquete de pipas. Se caracterizan por su alto contenido en Potasio, Magnesio, Calcio y sus altos niveles de fósforo. Son perfectas para evitar problemas circulatorios y cardiovasculares.
  • Semillas de lino. Entre sus muchos beneficios, este tipo de semillas son buenas para el corazón y el sistema vascular, además de controlar el colesterol, la diabetes, regular la tensión arterial e incluso mejorar la piel. Todo ello gracias a su alto contenido en fibra y por ser ricas en ácidos grasos como el linoleico y Omega 6 y 3. Se pueden añadir en zumos, yogures, salsas y ensaladas (ya sea trituradas o remojadas); además de, al igual que en el caso de las semilla de chía, en la elaboración de panes y bollería.
  • Semillas de chía. Este tipo de semillas está ganando increíble popularidad, y es que cada vez son más conocidos sus numerosos beneficios. Principalmente, se trata de una fuente natural de ácidos grasos Omega 3, antioxidantes y fibra dietética. Se suelen utilizar en la elaboración de panes y galletas y su gelatina se puede añadir a cualquier alimento, ya que no alterará su sabor (la chía es insípida e inolora).

¿Dónde encontrar cocina macrobiótica?

La alimentación macrobiótica se convierte en una experiencia energética, curativa y saludable. Y sobre estos principios el restaurante del Thalasso Hotel El Palasiet ofrece esta posibilidad a sus clientes a través de un menú basado en la alimentación macrobiótica. Se trata de un plan nutricional con el que El Palasiet acerca este servicio a sus clientes con la máxima de la cocina saludable y sin olvidar el matiz gastronómico. Con alimentos de calidad, naturales y producto km 0 a través de técnicas las técnicas culinarias adecuadas, controlando las temperaturas y los tiempo de preparación.